Una aventura más de fin de semana en esta ocasión en Tremp. Una zona de moda tras preparar muchas rutas y ser visitado y promocionado por famosos de la bicicleta. Una tendencia de arreglar senderos existentes para su uso por endureros amantes de la montaña que empezó en ZonaZero hace muchos años y, al contrario de lo que ocurre en sitios como Collserolla donde todo son prohibiciones, se extiende a más lugares "remotos" con gran éxito y devolviendo la vida y el turismo a la zona.
Una furgoneta del trabajo de Fran y el coche de Juanjo bastaron para llevar todas las bicis y bikers (Fran, Fernando, DH, Santi, Angel-Alao, Juanjo y Zezu) a excepción de Miguelón que fué con su propio coche desde Santa Coloma. Viaje un poco largo (190Km) pero más que aprovechado pernoctando una noche en un camping de la zona.
Quedamos temprano, antes de las 7 de la mañana del sábado, donde Fran tenía aparcada la furgoneta en Mollet para cargar las bicis y el mucho equipaje para el fin de semana. Juanjo recogió a Santi con su coche y sus bicicletas incluyendo su Fantic para DH. Seguramente podría hacerlo con una muscular porque está muy fuerte pero eran muchos kilómetros y desnivel en salidas de mañana y tarde. Demasiado para cualquiera. Aún con eléctrica dijo al volver que estaba agotado...
Un poco de humor: Fernando llegó el último, como siempre, y esta vez sólo se olvidó de su cartera.
Salimos casi a las 7h30 pero llegamos al camping a las 9 en punto como estaba previsto. Miguelón llegó un poco antes y ya había recogido la llave de uno de los bungalows porque tenía una negociación urgente con el Sr.Roca, aseguraba que desde que había salido de Santa Coloma, mientras nosotros en el cooche afirmábamos que dormiríamos en el otro bungalow con cachondeo.
Llegamos al camping, recogimos la llave del segundo bungalow y nos repartimos las camas con más cachondeo. Como ya ibamos preparados, en pocos minutos cogimos nuestras monturas y empezamos a rodar. Santi, en su "extenuante" trabajo y algo en casa, se había documentado bien y preparó 3 rutas para Sábado por la mañana, tarde y Domingo mañana. Cada una en una zona diferente para evitar desplazamientos intermedios.
Rutas muy elaboradas que nos dejaron muy buen sabor de boca. Hasta el extremo de que se planteó hacer un sube-baja a la zona pero son muchos kilómetros y tiempo y no disfrutaríamos del cachondeo, comercio y bebercio día y noche. El dormir no lo cuento porque como en casa no se descansa en ningún sitio.
Empezamos a subir desde el camping y al poco tiempo ya estábamos bajando. Lógicamente, tramos cortos que nos llevaban de una a otra trialera. La mayor parte fueron bajadas de fllow con pooca diificultad técnica pero hubo un poco de todo.
La ruta del Sábado pasaba por el final de la famosa Dragon Khan. Algunos ya habíamos decidido no hacerla por referencias de Rabanín que había estado unas semanas antes y porque en los videos se apreciaba un riesgo innecesario para el poco premio de pasar. Aún así subimos unos metros para verla de perfil y Angel-Alao siguió hacia arriba convencido para hacerla.
Santi, en lugar de mirar de perfil, se dirigió al final del estrecho paso para verlo de cerca y caminando sobre los primeros metros nos gritaba que ni caminando pasaría él. Yo, seguro de no hacerla, también me dirigí hacia el final del paso para verlo de cerca y, en un pequeño repecho de poco más de un metro que había, me dí la vuelta pensando que no podría subir sin caerme hacia atrás. Tras de mí venía Fran con algo más de velocidad y subió patinando un poco pero subió y tras él Juanjo por lo que me aparté para coger carrerilla y subir yo.
En ese momento me crucé con Fernando y le dije que pedaleara fuerte porque se podía hacer con ritmo pero no llevaba sufiiciente velocidad y con un piñón demasiado grande se quedó a medias y cayó hacia atrás con tan mala suerte que se le enganchó el pantalón en el sillín y no pudo hacer pié cayendo fuerte sobre su hombro derecho y cabeza. Quedó medio inconsciente en el suelo varios angustiosos minutos en los que yo le hablaba y él no se movía con mirada perdida y ojos medio abiertos. Luego que dijo que me oía pero no podía contestar porque estuvo a punto de perder el sentido.
Yo iba llamando al resto avisando de la caída pero no me escuchaban distraídos viendo a Alao pasar todo el Dragon Khan. Llegó DH, que se había quedado mirando en la vista de perfil, y ayudamos a Fernando a sentarse y luego a incorporarse cuando se sintió mejor. Fernando estaba mareado y yo asustado porque este hombre tiene la habilidad de hacer cosas difíciles y de lesionarse en las cosas fáciles. La primera caída del día que le marcó todo el fin de semana por no estar al 100%.
Seguimos pedaleando, Fernando con poca convicción, y sugerí esperar un poco más para asegurarnos de que estaba bien pero él quiso continuar. Un poco temerario, considero, porque las siguientes bajadas tenían fuertes pendientes y pasos estrechos y se notaba que iba tocado. Los elaborados peraltes de Escolopendra compensaban un poco la fuerte inclinación pero yo le seguía y veía que no trazaba como otras veces y al llegar abajo no recordaba algunas cosas. Algo similar ocurrió en Afganistrail pero allí, aunque le dolía la cabeza, ya se le veía más entero. Afortunadamente, porque había muchos pasos estrechos con caídas peores que la Dragon Khan.
En el principio de Afganistrail Miguelón se quedó retrasado y bajó por otra trialera que estaba a continuación en el track. Casi al final algunos empezaron a recibir llamadas de teléfono y era él preguntando dónde estábamos. Nos reímos, lo localizamos en el horizonte (lejos), y le dijimos que no se moviera porque nos encontraríamos al seguir el track previsto lo que permitió que nos grabara bajando por la ladera con el móvil. Un video muy chulo que intentaré poner con el resto así como otro que grabó DH en una parte de la bajada.
Reunidos todos, seguimos la ruta ya en dirección a Tremp para comprar unos pollos asados y comer mientras se cargaban las baterías. En la entrada del pueblo decidimos que el grupo fuese a comprar la comida y Fernando, acompañado por mí, fuera a descansar al bungalow. Fernando llevaba el track y dijo que sabía volver pero, eso es su normalidad, nos "perdimos". Seguramente fuimos por el camino más corto pero volvimos subiendo por la trialera que habíamos bajado a primera hora y mi batería estaba temblando. Al final llegamos pocos minutos antes que el resto pero permitió que se hidratara y tomara Paracetamol para su dolor de cabeza. No hubo posibilidad de baño porque la piscina estaba cerrada a pesar del calor. Fuí a buscar el menaje del segundo bungalow y nos dispusimos al ágape.
Comimos, unos más que otros, bebimos generosamente y reposamos hasta pasadas las 5 de la tarde. Daba pereza arrancar pero sólo había prevista una bajada y eran 16Km en total. Engañosos números: subimos demasiado rápido los casi 10Km de asfalto que había y hasta DH se agotó. Hay que decir que apretaba de vez en cuando al habitual grito de "nenazas" y "que me vais frenando".
La bajada de la tarde tenía unas bonitas vistas y fué, creo, la más técnica de las realizadas: Roques Pelades. Las fotos de rigor en la cima y nos fuimos tirando. Yo acababa de montar la vieja GoPro de la peña porque las otras cámaras se estaban quedando sin batería. A ver si entre todas se aprecia el descenso que quedó "truncado" al desviarse por otra trialera que había escogido Santi. Hubo dudas de bajar un grupo por cada lado pero optamos por seguir el track previsto todos juntos.
Llegamos contentos pero cansados al camping y enteros aunque Juanjo también estaba magullado por las costillas de alguna caída que no ví. Fernando y él tomaron calmantes que suministraba Alao de su enorme farmacia personal. Bajamos hasta el agua aprovechando que el camping tenía acceso directo e hicimos algunas fotos. DH incluso se bañó con el Maillot. Cuando ibamos a subir hacia las duchas Juanjo se percató de que tenía una roldana rota. No sabía cómo pero, aunque DH llevaba una (junto al ciento de herramientas que lleva), contactó con talleres de los alrededores porque el desviador trasero también estaba tocado. Yo le acompañé al pueblo de al lado, todavía sin duchar, por si era necesario y lo fué: después de subir y bajar tres veces por la misma calle sin ver el letrero del taller por lo cutre y pequeño que era el sitio terminamos aparcando en un vado y yo me quedé dentro del coche por si era necesario moverlo y/o un urbano llamaba la atención. Contaba Juanjo que en el taller sacaron una caja llena de piezas más o menos rotas y consiguieron resolver el problema con ellas.
Volvimos al camping y ya estaban todos duchados. Juanjo lo había hecho antes de salir y sólo faltaba yo. Ya me había llevado mi primera cerveza hacia el taller mientras el resto se iba duchando por turnos para tener las bicis cargando en la calle (por una ventana) controladas.
Sacamos los restos del pollo, el jamón, tortillas y demás y cenamos con ganas...y más cachondeo. Especialmente, metiéndose conmigo porque a última hora se me trababa la lengua (y yo me dí cuenta) después de un par de cervezas, vino y chupitos de cerezas y verde. Terminada la cena, brindis y demás metimos las bicis dentro de la furgoneta para tenerlas bajo llave e iniciamos el protocolo de ir a dormir no sin antes concretar levantarnos a las 8 para empezar a rodar a las 9.
Algunos descansamos más que otros. Juanjo y Fernando, que durmieron juntos en cama de matrimonio, aseguraron haber estado despiertos casi toda la noche...no sé qué harían :). Además de que fuera no se duerme como en casa (y menos con un peludo al lado) ambos estaban doloridos aunque Fernando se sentía mejor por la mañana de sus molestias. Yo descansé bastante bien hasta alrededor de las 6 de la mañana cuando empezó la tormenta: DH hizo auténticos truenos que escandalizaron a Juanjo y Fernando que dormían en la habitación de al lado.
Todo el mundo se vistió y tomó un café que yo supuse era su desayuno por lo que tomé mi vaso de leche con galletas habitual. Cogimos las bicis, previo saludo al SrRoca, y nos dirigimos hacia el pueblo donde paramos en una terraza a tomar el desayuno real. Cometí el error de comer algo recordando el esfuerzo del día anterior y pensando en acumular más energía pero me pasó factura toda la mañana porque tengo malas digestiones y el Cacaolat estuvo rondando mi garganta varias horas.
Empezamos a subir siguiendo el track previsto para el Domingo con la peculiaridad de que lo haríamos tres veces por el mismo sitio lo que da una idea de la concentración de senderos existentes. Llegamos a la priimera cima, con un bonito mirador a la presa, pero Juanjo decidió quedarse unos metros antes por sus molestias. Como volvíamos casi al mismo punto, eso le permitía reponerse en el tiempo que bajábamos y volvíamos a subir. Una pena porque ni siquiera vió el mirador que estaba a 100 metros. La bajada con algo de barranquillo lateral, era pedregosa pero no complicada con excepciones contadas. Alao tuvo allí su primer revolcón. Terminaba la trialera sobre la misma presa donde nos hicimos más fotos y, tras un largo y pendiente tobogán, nos dirigimos a la pista de subida.
A todos nos dolía el culo del día anterior y yo subía cada vez más desganado. Todos teníamos curiosidad por conocer las trialeras escogidas pero el cansancio y dolores aumentaban. Mis rodillas y caderas molestaban cada vez más y me costaba seguir al grupo. Miraba unas antenas sobre una montaña más alta y decía que si la próxima trialera (Slick Rocks) era allí no subiría pero fuimos haciendo lo previsto contentos porque, aunque eran fáciles todas, resultaban amenas las bajadas. Eso sí, yo iba a peso mientras otros como Alao pedaleaban lo que le supuso su segundo revolcón al dar un pedal sobre una piedra y salir volando sobre la hierba. Al menos cayó blando.
Tras las tres subidas por el mismo sitio nos dirigimos a la más esperada, Slick Rocks, convencidos de que sería de grandes placas rocosas como habíamos visto en algunos videos y hecho en la tarde del Sábado pero sospecho que el nombre venía más del pedregal de pista de subida: 5Km exasperantes con piedras como puños que giraban al pisarlas provocando pérdidas de equilibrio y energía. Yo tenía claro que sería mi última subida y puse el modo 2. Tenía todavía un 50% de batería y pensé que podría cambiar de opinión si me venía arriba pero no fué así.
Llegamos arriba y, efectivamente, estábamos en aquella alta montaña con antenas. Ya no tenía solución y ya me había salido el aviso de menos del 10% de batería. Estuvimos descansando a la sombra de unos árboles y mirando las vistas de la presa y el valle desde otra perspectiva. Paisajes bonitos y verdes tras las recientes lluvias.
Iniciamos el descenso y, como casi siempre, Fernando iba primero seguido de Alao. Yo empecé tras ellos pero cansado como estaba opté por parar y esperar a Juanjo para ver cómo llevaba ese pedregal. Mucho bacheado y escalones pequeños con frecuentes peraltes reforzados con piedras planas que permitían apoyar sin miedo. En un punto, tal como había ocurrido la tarde del Sábado, nos desviamos hacia otra trialera y según averiguamos después parece que las deseadas placas rocosas estaban por allí. Nosotros decidimos seguir el track todos juntos con alguna queja de Alao que tenía ganas de guerra.
En ese cambio Fernando, que llevaba la cámara de Santi, insistió en grabarme a mí y tuve que cambiar el chip conservador y bajé más rápido un tramo. Me gustó más y me cansé menos que pedroleando despacio. Al cabo de unos minutos volví a parar para reagruparnos y que la cámara cambiara de culo. Alao nos alcanzó y, ni corto ni perezoso, siguió recto pero llegó el resto y Fran, un guía excepcional, dijo que era a la derecha. Intentamos contactar pero, como Alao llevaba el track, seguimos hacia abajo aunque casi al final Fernando y Santi fueron a buscarlo y aparecieron en el cruce con la quinta y última bajada.
Mi batería ya no me permitía volver a subir por corta que fuera, ni siquiera volver al camping, y dije que allí les esperaría. Fernando y se ofreció a remolcarme pero le dije que no tenía ni batería ni ganas así que se fué tras el resto mientras yo me sentaba a la sombra. A los 15o20 minutos aparecieron en un sendero bajo el punto donde yo descansaba. Les hice una foto y nos dirigimos al pueblo a buscar un sitio donde comer.
Tras rodar por el centro escogimos una terraza a la sombra donde ponía que hacían bocadillos y brasa Estaba vacío y no estaba mal de precio pero la camarera era muy muy lenta. Tardó en salir, tardó en traer la bebida, tardó en pedir la comida y en servirla. Tanto tardó en todo que queríamos pagar sin el chupito de rigor. Yo no tomé porque no me apetecía en ese momento pero pagamos y Alao reclamó una segunda ronda a cargo de la casa mientras hacíamos las cuentas generales y pagábamos. Esperamos y esperamos y no venía la camarera. Ya nos habíamos puesto casco y mochilas y apareció con una bandejita y vasos de diferentes tamaños (muy pequeños en general). Se tomaron el chupito de pié y DH se tomó el suyo y el mío para no desperdiciarlo.
Con el estómago lleno tocó rodar hacia el camping y al principio no hubo problema porque había un tramo de bajada pero llegó la subida y mi batería se terminó. Sin asistencia tuve que subir piñones y esforzarme más de lo que me apetecía pero había que volver. Al cabo de un rato llegó Fernando empujando porque notaría en mi cadencia que iba sin motor.
Por fin llegamos al camping y nos duchamos y empezamos a recoger todo. Menos mal que lo hice varias veces porque estuve a punto de olvidarme mi cargador de batería. Atamos las bicis y el equipaje en la furgoneta e iniciamos el viaje de vuelta. Fran por delante para marcar el ritmo.
El camino fué por carretera nacional como para la ida y ahorrarnos el caro peaje de Manresa. Era un poco más largo pero valía la pena. El único inconveniente es una confusión en una salida que no hizo Fran que nos obligó a hacer cambio de sentido y la estiró un poco. Desde el coche llamamos a DH y Alao intentando avisar y coordinar sin éxito. Al final por Whatsapp lo conseguimos. Ya en la autovía tuvimos una retención de 15minutos por unos pocos kilómetros de obras.
Llegamos a Mollet y Fran encontró un gran aparcamiento que permitió descargar tranquilamente los trastos. Fernando, que vive cerca, se llevó algunos y así traer un arrancador para DH que tenía allí un coche parado (creo que de su hija) y que me sirvió a mí de rebote: yo me fuí rodando con la bici y DH me llevó el equipaje hasta mi puerta. ¡¡Qué sudada de despedida!!