Una salida larga y dura pero no tanto como podría parecer por los horarios y caras de las fotografías. Lo que ocurrió es que Fernando, Juanjo y Sergio habían salido los días anteriores y ya empezaron tocados y Karlitos iba con la Torque. Un palizón de subir (unos 1200m) con una bici pesada. Sólo Alfonso y yo ibamos "frescos" pero el calor también castigaba. Pocas veces recuerdo haber sudado tanto y todos nos quedamos sin agua.
Por Whatsapp habíamos decidido coger el tren de las 7:27 hacia Cardedeu y así Juanjo, que venía desde Barcelona, no tenía que madrugar tanto (ni nosotros tampoco jijiji). Llegué a la estación unos minutos antes y allí estaba ya Alfonso. No sabíamos seguro quienes íbamos pero calculé, al menos, 5 bikers desde Mollet por lo que me dirigí a comprar un bonotren que cuesta un 40% menos que el billete individual y no duele tanto. Salir en bici es gratis (si no contamos la inmensa cantidad de dinero que gastamos en piezas) pero las salidas en tren hay que pagarlas. ¡¡qué cabrones!!
Finalmente: Alfonso, Karlitos, Fernando, Sergio y yo (Zezu) desde Mollet y Juanjo desde Barcelona. Al llegar el tren nos subimos al vagón por el que se asomó Juanjo y nos saludamos. Sergio y él iban con las Banshee y, según parece, habían hecho una ruta parecida unos días antes. Están siempre con la bici ¡¡qué cabrones!!
Llegamos a la estación y la temperatura era agradable. Casi todos llevábamos la camiseta endurera de los panZeta y no molestaba...aunque las cosas cambiarían más tarde. Comenzamos a rodar, aún en la estación, unos por la rampa y otros por las escaleras según es ya costumbre. La suspensión de la Rune de Sergio sonaba tan fina como la de la Torque de Karlitos. ¡¡qué cabrones!!
Tras una breve interrupción de la señora que vendía billetes que nos informaba de que había un paso inferior para los del pueblo y nuestra explicación de que habíamos llegado en tren pero nos habíamos esperado unos minutos en el andén nos tiramos a la carretera. Indecisión en los primeros momentos porque a Karlitos no le salía el track de la ruta prevista pero supimos llegar a Cánovas y allí se "encontró" el GPS.
Rodamos tranquilos, así ibamos calentando, hacía Cánovas y los 6o7 Km que hay tardamos un rato en hacerlos. Tal vez por la ligera pendiente de subida. Llegamos a Cánovas y Sergio no dudo en sugerir quedarnos en uno de los bares existentes a hidratarnos. Ya nos había explicado que le había costado levantarse y sólo el haber quedado expresamente con Juanjo le había "obligado" a hacerlo.
Rodamos a través del pueblo y encontramos toda la parafernalia de una carrera popular (de esas de máquinas primos de superman). No sabía si era de bicicleta o de corredores ni si coincidiríamos en el recorrido pero temía esa coincidencia y que nos cortaran el rollo. Finalmente, coincidimos en el Sui con los corredores pero subimos y bajamos por sitios diferentes tan sólo cruzándonos en un par de ocasiones.
Comenzamos la escalada al pantano de Vallfornés y Karlitos dijo que subiría tranquilo a su ritmo (por la Torque) y Fernando le dijo que él le acompañaría porque estaba cansado del día anterior. Los demás subimos a nuestro ritmo, osea, yo iba tirando el primero en mi línea de subir mientras puedo sabiendo que las fuerzas siempre van a menos. Juanjo, a pesar de haber salido el día anterior, me alcanzó y subía conmigo en ese tramo. Poco a poco las posiciones irían cambiando como suele suceder aunque nunca me había parecido tan corta la subida a Vallfornés. Paré en el punto habitual para preguntar si comíamos algo pero me dijeron que preferían continuar y comer algo más arriba puesto que la ascensión era muy larga.
Seguimos y, en el cruce en el que vamos a la derecha para el castanyer del Cuc, tiramos recto hacia el Pla de la Calma. Ya lo subimos hace unos meses con otros panZetas y a mí se me hace más llevadero que para el castanyer. Es cierto que la ascensión es muy larga pero la pendiente es más suave y no tiene tantos rampones (si varios) como recuerdo en la otra. Subí sin muchos problemas y recuerdo parar un par de veces a descansar el culo que estaba peor que las piernas. Sí es cierto, y antes no me pasaba, que ahora me cuesta recuperar el ritmo tras una parada en este tipo de ruta pero culo no hay más que uno. Alfonso, que subía en cabeza conmigo en ese tramo, también opinaba lo mismo e hicimos dos paradas para descansar el trasero y reagrupar.
No sé si por el esfuerzo, por la temperatura o por la humedad pero recuerdo sudar mucho...y soy persona de poco sudar y poco beber (menos cerveza en el punto de hidratación). Eso sí, básicamente la frente/calva que goteaba sobre mis ojos ¡¡y cómo escuece!! Llegamos al caserón (creo que se llama también Vallfornés) y allí nos encontramos con un vehículo de ADF y personal de la carrera que también pasaba por allí tras rodear el pantano por la otra orilla y subir por un sendero.
Nos recibieron en dicho paraje 3perros de cierto tamaño, al menos el que vino directo a mí, con fuertes ladridos y dientes amenazadores pero, afortunadamente, en eso quedó el tema. Al minuto, salio un hombre de la casa y les dijo que entraran y se callaran. Estuvimos bastante rato allí pero yo me puse al sol porque a la sombra tenía frío y todos me siguieron para secar el sudor. No había un sitio donde mingitar tranquilo porque no paraban de llegar ciclistas y corredores así que decidimos esperar a otro punto del camino. Nos limitamos a comer algo y charlar.
Terminamos el refrigerio y caminamos sobre el césped hacia la pista para comenzar a rodar y yo, notando algo raro, miré a mi rueda delantera y me dije "será una falsa impresión por la hierba" pero no ¡¡estaba pinchada!! Cachondeo y vuelta a la bicicleta para el cambio. Hacía varios meses que no pinchaba pero esto va por rachas y había vuelto a mi dinámica ¡¡3pinchazos en una salida!!
Cambiada la rueda retomamos la ruta ya "preocupados" por el horario. Recuerdo muchos Km de subida aunque la mayoría sin conflictos y con un firme bastante bueno. Yo subí todo hasta que, tras la segunda parada con Alfonso, Karlitos patinó delante mío y decidí caminar los 40m que había hasta el siguiente cambio de rasante. No sabía cuánta ruta y cuán duro sería lo que quedaba y preferí repartir el esfuerzo entre varios músculos de las piernas. Karlitos siguió pedaleando su pesada bicicleta una vez recuperado el equilibrio. En ese punto pasamos a 3bikers (pisteros) a los que ya habíamos pasado antes y que volveríamos a pasar en, al menos, 2ocasiones más por parar a la sombra o a descansar nuestros traseros.
Llegamos al Pla de la Calma y allí estaba un grupo de unos 20 bikers que estaba esperando a los que tantas veces nos habíamos cruzado. Nos estiramos en la hierba un poco más arriba y comimos algo. Sergio flipaba porque estaba completamente empapado mientras que yo sólo llevaba mojada la espalda por la mochila y empapados los guantes y el casco (yo sudo "poco"). Menos mal que para esta ruta había cogido un par de plátanos y un par de barritas porque acabé con todo. Incluso llené un poco más el Camelbag y también lo vacié como los demás.
Discutíamos si el pico que teníamos enfrente era el Sui o no pero se veía gente y banderas en la cima, se oían tambores constantemente (sí habeis leído bien) y estaba claro que la carrera pasaba por allí para darle prestigio a la prueba. Karlitos miró al GPS y confirmó que era el Sui. Tras el segundo refrigerio retomamos camino esperando bajar y bajar por trialeras que compensaran el esfuerzo realizado pero no fué exáctamente así.
Nos cruzábamos por tercera y última vez con la carrera y ya se veían caras descompuestas de los corredores. Imaginaos subir corriendo al Sui por mil y un vericuetos. Sólo de pensarlo me mareo a pesar de que es más fácil correr hacia arriba que pedalear ¡¡pero nosotros tenemos las bajadaaaaassss!!
Casi en la cima nos avisaron de que tuvieramos cuidado porque aún quedaban algunos rezagados (osea era el final de la prueba). Nos metimos por un sendero lateral ciclable al 90% y que requería cierto equilibrio. Casi arriba, pasamos junto a una mesa con mucha fruta y unas cuñas de sandía que me llamaban pero no tuve (ni mis compañeros) el desparpajo de pedir algún trozo. Ya en la cima encontramos al resto de la organización con un generador y un portátil, otros con walkis y varios bailando al son de los tambores (que debían estar hasta los mismísimos de tocar toda la mañana porque no llevaban nada bien el ritmo). Cada vez que llegaba algún corredor se liaban a aporrear sus instrumentos con tan poca gracia que tuve la tentación de decirles que me dejaran probar.
Descansamos una última vez mientras se ponían las protecciones porque lo bueno tenía que empezar allí. Hicimos algunas fotos y cogimos las bicis. Los que allí había nos dijeros "no os hagais daño" y es que está claro que sabían lo que nos encontraríamos. Como Juanjo y Sergio habían bajado hacía poco se tiraron primero como los mejores conocedores de las trazadas a seguir. Alfonso y Fernando salieron tras ellos pero Karlitos y yo esperamos unos segundos. Lo suficiente como para no verles hasta superar la zona más oscura y tener que improvisar las trazadas que eran muy muy oscuras con piedras enormes y puntiagudas. A cada susto pensando que me mataba seguía un subidón viendo que había bajado sin problemas cosas que otras veces no habría hecho.
Un poco más abajo encontramos a Alfonso y a Fernando, que no se acordó de encender la cámara y no podreis ver este tramo, porque a éste último le temblaban las piernas del agotamiento. La ruta del sábado con Jorge había sido más dura de lo que él pensaba y le pasaba factura. Todos sabemos de la capacidad y técnica de Fernando y eso le salvó porque bajaba demasiado lento, por su cansancio, para aquellos tramos tan técnicos y pedregosos. Allí ya tuvo un aviso en su pierna y pocos metros más abajo tuvo su primera rampa. Tan oscuro era el tramo que todos caminamos en un punto y, en ese momento, Fernando quedó paralizado por el dolor.
Tras una breve pausa, demasiado breve porque Fernando no quería esperar más, seguimos descendiendo sobre nuestras bicis sorteando fuertes y rotas pendientes. Recuerdo cruzarnos con unos caminantes que se hicieron a un lado para mirar y dejarnos pasar y oirles decir "es que da miedo" o "tiene mucho mérito" mientras Alfonso alababa su capacidad para subir por allí.
Nos reunimos todos al final de dicho tramo técnico y recomendamos a Fernando tomar algo porque quedaba mucho. No hizo mucho caso y rechazó el gel que Alfonso le ofrecía pero lo pagaría caro. Seguimos por un sendero que subía más que bajaba y en un cruce que Juanjo y Sergio conocían, tomamos la dirección equivocada porque Karlitos había cargado un track incorrecto. Lo había propuesto Fernando desde Whatsapp y parecía de caminar porque no era ciclable (por la vegetación) de bajada y la subida era tremenda. Allí tuvo Fernando su segunda rampa. Por una molestia en la espalda había subido cargando más esfuerzo en una de las piernas y fué su remate.
Casi en la cima y tras un centenar de metros tirando a duras penas de la bici, sugerí parar y subir caminando a ver qué había al otro lado. Veía a Fernando sufrir e imaginaba que la otra vertiente tampoco sería ciclable. Alfonso, que iba en cabeza con Juanjo, se adelantó y yo dejé mi bici a un lado para subir camiando y mirar al otro lado. Sólo se veían 200m de sendero y no se podía adivinar cómo continuaría pero, en ese momento, Karlitos dijo "no es por aquí". No sé si nos alegramos o pensamos otra cosa peor....
Finalmente bajamos por donde lo habían hecho Juanjo y Sergio unos días antes. "Aquí cabeza" dijo Juanjo mientras Sergio decía "bajad tranquilos y no os embaleis" sabedor del cansancio acumulado y lo que había por delante. Una vez más ellos fueron en cabeza y el resto les seguimos. Esta vez con la cámara en marcha aunque de poco sirvió porque era muy revirado, a la par que técnico, y no se veía casi a los de delante.
Dejamos espacio entre unos y otros para poder parar a tiempo en caso de caída de nuestro predecesor. Rodamos cosas que asustaban hasta llegar a un punto en el que nos encontramos a los de cabeza parados caminando. Según Sergio, y Fernando recordó después, éste último lo había rodado la vez anterior aunque tirando por la directa sobre la piedra en lugar de rodearla.
El camino era más o menos conocido y estábamos, más o menos, en track por lo que fuimos bajando por pista a buscar la siguiente trialera. Ya hacía rato que habíamos decidido prescindir de una de ellas para no tener que recuperar los 300m de desnivel que suponía hacerlo pero tampoco supimos encontrar SantElíes.
Más o menos por allí Fernando accedió a tomarse el gel que tantas veces le había ofrecido Alfonso. Sus piernas necesitaban energía y todos aprovechamos a comer algo y beber el último trago porque todos habíamos terminado con lo que llevábamos.
El caso es que llegamos a otra trialera, el Senglar, que ya habíamos hecho alguna vez con la peña (caminando mucho). Mucho polvo, no parecía haber llovido mucho por allí, por las imprescindibles frenadas para controlar la velocidad. Le dije a Alfonso que frenara menos refiriéndome a que lo hiciera más gradualmente para no clavar la rueda pero les faltó tiempo para meterse conmigo como ya es costumbre en la peña. ¡¡Qué cabrones!!
Sólo Juanjo se atrevió a bajar la salvaje rampa que hay en esa trialera y le oí decir "ya me he sacado otra espinita". La verdad es que tiene mucha pendiente y el grip es malo por lo que habia que lanzarse con decisión para peraltar en los tableros (ahora rotos) de los tiempos en que se usaba esta trialera para DH. En otra fuerte pendiente en forma de V que nunca antes habíamos bajado llegó mi segundo pinchazo. Alfonso la bajó despacio porque termina en un escalón de un metro (que se puede rodar) pero se le cruzó la bici en el último momento y tuvo que subir unos metros para encararse bien. Yo frené menos y salté el escalón terminando sin caer sobre las zarzas de la suave curva y allí noté que perdía aire. Tal vez las zarzas, tal vez un "suave" llantazo pero pinchado. Menos mal que llevaba 2cámaras.
Arreglado el pinchazo seguimos bajando. La trialera era muy larga y virada y todos patinamos en algún momento. Como el grip no era bueno intentábamos jugar con los peraltes pero también estaban sueltos y muchos se deshacían al pisarlos provocando algún susto. En uno de los surcos Sergio tuvo que hacer pie porque se le fué la bici y yo, que hacía rato notaba cierto descontrol atrás, pasé tan "lentamente" junto a él que Fernando casi me come. Creo que estará grabado. Y es que hacía unos minutos que oía rara la pisada de mi rueda y notaba diferente el tacto al pasar por las raíces. Al parar la sorpresa: había pinchado por tercera vez y no tenía más cámaras. Como mantenía cierta presión, hinché la rueda y les dije de seguir rápido a ver cuánto aguantaba. Pude bajar otro tramo y, tras hincharla una segunda vez, un último tramo pero en la pista la rueda ya se me iba a los lados y monté una cámara que me prestó Karlitos.
Mientras yo reparaba, todos llamaban a su casa para avisar del retraso que suponía coger el siguiente tren y Juanjo pedía agua en la casa que teníamos al lado. Afortunadamente, el señor sacó una manguera y todos pudimos cargar agua para la vuelta hasta la estación. Algo de cachondeo general. Algo contra mí, como es costumbre, con frases de algunos como Karlitos que afirmaban que su mujer dice "culpa de Zezu ¿no?" cuando llega tarde. Aunque también hubo frases cariñosas como "yo quiero a Zezu como es".
Terminado el cachondeo y la reparación, con gargantas humedecidas con el agua prestada pero soñando con un bar, empezamos a rodar por el pueblo pero ¿qué pueblo? Tuvimos que preguntar a un lugareño cómo se iba a Cardedeu y agradecidos seguimos sus indicaciones.
Llegamos a la carretera y Alfonso empezó a tirar como un cabrón. Juanjo y Sergio le seguían mientras Karlitos, Fernando y yo nos rezagamos unos segundos que supusieron muchos metros. Como había rachas de viento en contra, llegaba una tormenta que ennegrecía la zona del Sui, y sabedor de que Fernando iba tocado me puse en cabeza del segundo grupo y empecé a tirar. La verdad es que redujimos distancia pero en ningún momento fuí capaz de alcanzar al grupo de cabeza. Casi en Cardedeu Fernando, que había descansado a mi sombra tal como esperaba, se lanzó tras ellos pero Karlitos y yo nos quedamos a 50m hasta el pueblo.
Llegamos a la estación, confirmamos que faltaban 25minutos para el próximo tren y bajamos al bar habitual donde todos tomamos un jarrón (jarra grande) de clara excepto Juanjo que prefirió una CocaCola. Ya no había mucha sed pero sí hambre y pedimos (y agradecimos) unas olivitas al camarero.
Terminada la bebida, con unos minutos de márgen, entramos en la estación y esperamos al tren sabiendo que las motos habían terminado (con cierto pique entre Alfonso y Juanjo por decirle o inventar una clasificación dado que éste último quería ver la carrera en diferido). Por el camino de vuelta Juanjo se planteaba quedarse a comer en Mollet para evitar la oleada de gente que temíamos en Montmeló pero no entró casi nadie y siguió su camino hacia Barcelona. Nos despedimos todos en Mollet y a casa volando porque eran las 15:30.
Un
video resumen basante malo pues el camara no estaba al 100%