dimecres, 29 d’agost del 2018

2018-06-30 Puro Pirineo





Salida de varios panZetas al Pirineo aragonés donde se están poniendo las pilas aprovechando los cientos de senderos tradicionales por las altas montañas. Remontando con vehículo en lugar de los tradicionales remontes de esquí se pueden llegar a hacer descensos de casi 14Km como Gallinero. El más largo y famoso. Algo más de 300Km de camino hasta Sesué, donde estaba el bungalow alquilado, con el coche de Fernando y la nueva furgoneta de Fran donde pusimos todo el equipaje de los 6 (Fernando, Fran, Juanjo, David, Santi y Zezu) y el aprovisionamiento.




La primera parada fué en Graus. Con el habitual cachondeo hicimos una votación vía Whatsapp y alguna llamada entre coches para parar a descansar y tomar algo y cuando nos decidimos resulta que en aquel pueblo (no recuerdo cuál) no abría el bar hasta las 7. Tuvimos que seguir adelante y optamos por lo seguro y evitar repetir el problema.

Tras cruzar bonitos y profundos desfiladeros llegamos a Sesué. Hicimos el papeleo rápidamente en las oficinas donde el encargado nos explicaba efusivamente sobre todos los aspectos y nos recomendaba rutas y horarios. Nos decía que se venía con nosotros (haciendo márketing) pero estaba claro que era biker. Mientras ibamos al bungalow el encargado contactó con el remonte para la mañana siguiente: una furgoneta con un remolque para 10bicis. La oferta y previsión eran 3 subidas/rutas en el día pero, finalmente, hicimos 4 en dos días por el mismo precio (por alli son menos peseteros).

Un retraso en la salida del sábado y que bajamos más lentos de lo previsto permitieron rodar el domingo sin subir pedaleando como pretendíamos. Menos mal porque tampoco habríamos podido.
Nos faltó tiempo para dejar el equipaje y subirnos a las bicis para rodar por el camping y ver sus instalaciones. Vimos los animalillos que tenían en un terreno vallado y tomamos algo antes de la primera cena no sin antes sortear las camas.
Aunque defendí como pude quedarme con una de las dos camas individuales David se negó (amistosamente) y preparó seis papelitos con las opciones. David (qué cabrón) y Santi se quedaron finalmente las camas individuales, Juanjo y yo compartimos la de matrimonio y Fernando y Fran el sofá cama.
En la primera cena cayó casi todo el embutido, pan, queso y la mitad del vino y la cerveza que llevábamos. Había hambre y ganas de fiesta por lo que estuvimos en el balcón de nuestro bungalow hasta bastante tarde. También cayó media botella de orujo que trajo Juanjo.Salió el sol y había nervios.
Santi llevaba levantado desde las 4 de la mañana cargando los tracks. Desayunamos un poco y fuimos al bar para que algunos se tomaran un café. Ya desayunados y avisados de que empezábamos a las 10 en lugar de a las 9 (el encargado empezó diciendo a las 8 la noche anterior) recogimos las bicis del almacén donde nos permitieron dejar nuestras bicis y nos fuimos al bungalow a prepararnos.
 Por fin llegó la furgoneta, con más retraso todavía, y el conductor fué cargando y atando las bicis una a una para que no se movieran en los muchos Km que teníamos que subir por pequeñas carreteras y pistas de tierra. La furgoneta era una máquina nueva, potente y cómoda. El segundo día nos tocó la vieja que estaba bastante peor. Los "romanos" nos llamaban unos valencianos con los que coincidimos: ellos iban con lycra y a pelo frente a nuestras protecciones.

La primera ruta era Gallinero, la más larga y famosa, pero había que empezar subiendo unos 500m. Había pista por lo que no entiendo que el remonte nos dejara un poco más abajo. Tal vez para ir calentando. El caso es que empezamos a pedalear hacia arriba y al poco rato Santi notó un dolor en su pierna (aparentemente una pequeña rotura fibrilar) que le limitó mucho en la bajada y le obligó a quedarse en la piscina después. Los nervios le pasaron factura.
La bajada muy variada con tramos de minisendero, tramos técnicos y praderas. Un poco de todo. Una lástima no haber repetido el domingo esta bajada porque lo habríamos hecho mejor. Las muchas paradas para reagrupar y el desconocimiento de lo que podiamos encontrar no permitieron disfrutar todo lo posible.

Hubo también varios pinchazos. Mientras reparábamos el primer pinchazo (David) pasaron con cierto ritmo tres bikers con rígida que habíamos adelantado con la furgoneta en la subida. Está claro que eran unos máquinas porque después de semejante subida yo necesitaría mucho descanso. Terminando la reparación nos adelantó otro grupo con dobles que también había subido pedaleando.

Hubo también paradas a hacer fotos de grupo e individuales en los impresionantes paisajes que nos circundaban. Apenas quedaba nieve en la cara Norte de los picos pero caía agua por muchas cascadas y el color verde de los prados predominaba.

Terminamos Gallinero muy tarde y tuvimos que ir a comer. El conductor no paraba de hablar por el móvil para coordinar a todos los que tenía que llevar según su posición en ese momento y no pudo subirnos de nuevo antes de comer pero así también Santi pudo descansar porque llegó muy mal a la furgoneta. Dolor y cansancio le pasaron factura y no tuvo más remedio que quedarse a hacer la siesta y bañarse en la piscina. Hacía calor y no fué el único: Juanjo y Fran también se bañaron antes de volver a salir.

Aunque teníamos un par de horas para comer antes de salir, optamos por comer en el bar/restaurante del camping. Un bocata y una enorme y fría jarra de cerveza la mayoría.

Por la tarde hicimos dos rutas más cuyo nombre no recuerdo (espero que Fernando completará). La primera de la tarde fué la que más flow tuvo. Empezaba con senderos con bastante pendiente y algún escalón. Yo llevaba la cámara de Santi filmando, en ese momento, a Fernando pero el pequeño juego por no ser GoPro hizo que se bajara rápidamente y filmara el suelo. Resolví el problema para la segunda bajada con un papelito que me dió el conductor pero no podreis ver el bonito ritmo al que bajamos.

Aunque esta segunda ruta no era tan larga sí era muy intentsa y más en el último tramo donde había muchos giros fuertes coincidiendo con escalones de dos o tres palmos: difíciles de rodar pero imposibles de saltar por coincidir con un giro. En cualquier caso muy divertido. Con diferencia la que más me gustó.

La tercera ruta empezaba un poco más allá de la segunda por lo que la subida en furgoneta fué similar y nosotros tuvimos que pedalear el resto (unos 2Km). Con largas ascensiones (40min de media) daba tiempo de comentar entre nosotros las sensaciones y hablar con el conductor que era, claramente, un francés casado con una lugareña. También charlamos con los dos valencianos con los que coincidimos en dos subidas.

Terminamos la tercera ruta y empezó la "fiesta". Tras ducharnos nos dirigimos a la zona de barbacoas donde Juanjo se encargó del fuego. Pusimos casi toda la carne en el asador y guardamos lo poco que sobró. Mucho cachondeo con los jamoncitos de pollo que yo había recomendado para comer/intercalar entre otras comidas más grasas. La mayoría pasó de ellos y comió butifarra, chorizo y morcilla. Por mi cuenta llevé algunas patatas para todos y una cebolla (sabía que no habría demanda) para asar en las brasas pero se carbonizaron un poco. Hubo algún mosquito pero fué una noche fresca y agradable.

Ya terminando llegaron unos vascos con sus chuletones y les ofrecimos nuestras brasas sobrantes para que cenaran antes. Con eso y un buen hacer en pocos minutos ponían la carne al fuego.

Tras una matanza de moscas protagonizada por David (habíamos dejado y estuvimos un rato con alguna ventana y la puerta abierta) nos dirigimos cada uno a nuestros aposentos. Aún con la puerta de su habitación cerrada, David continuó su cruzada con grandes risas del resto...y es que temblaba el bungalow.

Llegó el domingo y subimos, esta vez con la furgoneta vieja y otro conductor, a la cuarta ruta. La más bonita por paisaje pero la que menos me gustó. Empezaba por el surco que hacen las vacas en los prados (las jodidas van en fila india teniendo todo el prado para ellas) pero con mucha pendiente y asustaba perder el equilibrio. Luego un tramo de sendero seguido de prado/pista hasta llegar a la parte más sombría varios Km más abajo. Esta parte fué la mejor pero es "corta" y termina en el pueblo de abajo. Como no quisieron repetir un sendero que habíamos hecho la tarde anterior tuvimos que rodar por la carretera algo más de un Km.

El final divertido lo protagonizó David que, mientras rodábamos a ritmo por la carretera, dijo contento que no había pinchado nadie pero, tal como lo dijo, pinchó y tuvo que ir andando hasta el camping. Nadie se percató así que fué un rato solo caminando.

Una vez más con retraso, nos duchamos y comimos. Devolvimos las llaves del bungalow sobre las 4 de la tarde. Menos mal que nadie esperaba y que son muy amables. Mientras el resto tomaba un café yo me quedé a recoger y limpiar el bungalow (no tomo café) y pagamos los 90euros que costaba el pack. Una bonita experiencia que poco tiene que ver con un bikepark y que espero se repita de vez en cuando en ese u otro lugar.

Emprendimos el viaje de vuelta con la misma distribución que a la ida y a buena velocidad. Los de la furgoneta llevaban la nevera con las cervezas y algo de hielo y pudieron hidratarse por el camino. Al llegar, hicimos las cuentas finales para pagar a los que más habían puesto, repartimos lo poco que sobró y nos fuimos cada uno a su casa.

Album de fotos



































1 comentari:

Fernando ha dit...

Muchas gracias por el resumen Zezu. Grandisima experiencia que espero repetir