diumenge, 5 de juliol del 2015

Soldeu 2015



El Video de Zezu (AQUÍ)

La salida al bikepark es la salida más deseada, junto a los germanors, por definición. Una experiencia inolvidable para cualquiera al que le guste bajar y la velocidad en incontables y viradas curvas. La ansiada salida, con algunas bajas por lesión (Piecitos) y asuntos personales (Troquel y Jorge), este año fué a Soldeu por la avería del telecabina de Vallnord. Os echamos de menos compañeros.

Reservando la bici en Vallnord nos avisaron de dicha avería y, tras comentarlo entre nosotros, decidimos ir a otras instalaciones. Soldeu está más lejos y no me convencieron mucho los videos que encontré en Youtube pero valía la pena probar y todos reservamos bici con ciertos problemas en las confirmaciones.

Por las comentadas bajas, sólo subimos el viernes 8panZetas y Rambo por lo que cabíamos en 2coches (Fernando con Chema, David, Metalbag -cambiando de coche- y yo por un lado y Karlitos con Rambo, Alfonso y Jesús) con el consiguiente ahorro e incremento del cachondeo por coche. Jesús insistía en coger también su coche pero era innecesario y nadie quería subir con él sabida su afición por la velocidad en la carretera. Sergio y Jony vinieron directamente el sábado.

El hotel, tras mucha dedicación de Alfonso y la ayuda de David, era pequeñito y agradable. Aunque tenía menos variedad en el buffet algunos afirmaron que era más limpio que el Marco Polo de otras ocasiones. Yo no soy tan exigente y sólo me fijé en el aspecto comida...que hay que alimentarse.

Al llegar encontramos aparcamiento a pocos metros de la puerta y lo primero que hicimos fué dar los DNI a Alfonso para registrarnos y tomar unos cubos de quintos. Chema había comprado cervezas y RedBull para todos pero los guardaba con botellas congeladas para tomarlas en las pistas.

Había cierto nerviosismo en el reparto de habitaciones. Todas dobles menos una triple. Rambo tenía claro que dormiría con Karlitos pero nosotros le decíamos que él entraba en el sorteo sí o sí. Todos temían a Jesús "el motosierra" como él mismo se autodenomina y no poder descansar como le ocurrió a David y Jua el año pasado. Yo ronco un poco a veces y estuve tentado de ofrecerme como voluntario pero hasta yo me dejé llevar por el pánico. Chema fué su compañero porque había traído tapones y se ofreció pero, al final, me arrepentí porque habría dormido más "tranquilo" sin sufrir por molestar a los demás. Hay alguien demasiado delicada que dice que ronco mucho pero hace mucho de los tiempos en que me despertaba a mi mismo con mis ronquidos y Metalbag me confirmó que fuí "silencioso".

La cena empezó tarde y estuvo "amenizada" por un grupo descomunal de niños de colonias que gritaban mucho, aparecían por todas partes y ocupaban casi todo el edificio. En el buffet varios tipos de ensaladas, un plato de pescado y tres de carne. Poca variedad aunque me permití el lujo de probar casi todo (en pequeñas cantidades) de lo que no tardaron en jactarse algunos compañeros viendo las veces que me levantaba. "Ya vereis en los postres" les dije aumentando el cachondeo ya generalizado. Desgraciadamente, los postres (mi fuerte) tampoco eran muy variados ni abundantes y sólo el tiramisú gozó de mi "simpatía". Aunque me levanté a repetir con Rambo avisándole de que lo que no se comiera él me lo comería yo (dándole preferencia a él puesto que no lo había probado) éste no dudó en coger lo que quedaba con la mano para asegurárselo. Más cachondeo.

Terminada la cena, no había muchas opciones puesto que era una zona a 3Km de las pistas y tuvimos que ir al bar del hotel en la planta 0 (6 por debajo de la entrada). Allí nos atendió Luis, un camarero con pocas luces y menos habilidades. En su defensa hay que decir que era el mismo camarero para la barra de la planta 6 (la calle) pero listo no lo era mucho.

Con paciencia infinita esperamos a que apareciera, puesto que desaparecía con frecuencia supongo que para atender a la otra barra, y nos sirviera algo parecido a lo que le pedíamos. No todos tuvieron suerte aunque todos coincidieron en que el café era muy malo. David se quejó de que su café no tenía espuma y Luis (el camarero) no dudó en responderle que la máquina era vieja. No convenció mucho el argumento a nuestro compañero pero sospecho que los únicos que tomamos algo "decente" fuimos los que tiramos de carajillo.

En la larga espera, tuvimos que soportar los alaridos de tres niños en un caraoke en el pequeño bar. Su talento para la canción estaba lejos de ser, siquiera, soportable pero la veinteañera que los controlaba llamó la atención de más de uno. La niña era mona, extremadamente simpática y con una paciencia infinita con los niños pequeños y los grandes. Rambo no dudó en bailotear un poco y todos pensamos que se arrancaría a cantar (no sé por qué)  sin que ocurriera mientras que él supuso que sería yo el que daría espectáculo. Este punto sí que es un misterio para mí porque mi perfil es serio. El fiestero aún no lo conoceis aunque existe.

La chica, haciendo gala de su paciencia infinita, sonreía a los comentarios de algunos (sólo estaban aquellos tres niños y nosotros) y aún animaba a participar. Con diferencia, la más profesional del hotel puesto que la recepcionista tampoco hizo gala de mucha capacidad en el breve periodo del check-in. El caso es que se puso a repartir papelitos de Bingo a quien se los pidió (no sé si gratis o pagando porque yo no jugué) y, junto con los niños que le hacían de ayudantes, comenzó el juego. Sí, habeis leído bien, los panZetas jugando a BINGOOOO.

Las partidas, dos, se me hicieron eternas. Con el cachondeo podría haber sido un juego ameno pero los niños se iban turnando en coger y leer los números, siempre gritando por la megafonía como si ésta no funcionara y equivocándose en ocasiones para redondear la faena. Gritaban y repetían los números (buenos y malos) con la excusa de que fuera de la sala había más jugadores (tres o cuatro en la sala contigua). La veinteañera lo iba verificando todo y corrigió algunos pero el caos era constante.

El caos aumentó poco a poco cuando alguien llamó a Rambo por su nombre (Carlos) o a Karlitos y el niño del trío LaLaLa, pensando que le hablaban a él, respondió que él no se llamaba Carlos y empezó el pique. A cada comentario, sobretodo de Rambo, llamándole Karlitos el otro respondía "pues tú te llamas Pepito o Manolito o Luisito" (no recuerdo ese detalle). La veinteañera ponía paz y decía que se llamaba Germán (creo recordar) pero la "lucha" entre el niño grande y el pequeño no cesó hasta que, por fin, se fueron a dormir. Por cierto, la primera partida la ganó Chema y le regalaron una botella de cava que compartió con todos nosotros.

Se fueron a dormir...y con ellos el camarero, la veinteañera con su novio que la estaba esperando y nosotros nos metimos en la sala de videojuegos contigua donde la mayoría jugó al futbolín. Metalbag se volvió loco al ver algunas de la máquinas que allí había. Le va lo retro. Yo habría jugado encantado una partida de billar pero apenas había espacio alrededor de la mesa. Finalmente, algunos salimos a la calle a tomar unos minutos el fresco y dar las buenas noches a la familia antes de acostarnos. Fernando, que compartía habitación con Metalbag y conmigo, ya me buscaba por los pasillos deseoso de dormir.

Nosotros no nos enteramos de nada porque estábamos en otra planta pero las tres habitaciones dobles que había en la cuarta planta estuvieron de cachondeo un rato con Rambo como protagonista. Sólo sé lo que me han contado y el video que compartieron. La noche se me hizo larga. Tal vez por la ansiedad, tal vez por el temor a molestar a mis compañeros, tal vez por el calor en la habitación. A pesar de que Fernando abrió la ventana y estar casi toda la noche con ella abierta, la más bien reducida habitación se mantenía caliente y me volví a duchar al levantarme a pesar de haberlo hecho también antes de ir a dormir.

Habíamos quedado a las 8 en el restaurante, ya avisados de que el grupo de niños iría a las 8:30, y la mayoría se levantó a las 7:45. Vestirse fué rápido dados los nervios generales conocedores del protocolo en el alquiler de bicis y el forfait y de que había que ir a 3Km de allí. Entré al restaurante y ya estaban allí dos o tres panZetas. Saludé e hice un "primer vuelo" sobre la oferta culinaria. Tampoco el desayuno brillaba por su variedad y tomé una rebanada con jamón dulce y queso con un zumo de melocotón y media docena de rollitos de chocolate con un vaso de leche en la segunda vuelta. Algo justo para la mucha energía que tendríamos que gastar.

Desayunados todos, nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para equiparnos, recogerlo todo y salir al bikepark. En la puerta del hotel nos reunimos un rato pero terminamos saliendo unos minutos antes los que ibamos con Fernando (Karlitos y Rambo tenían que atar las bicis) y adelantar en los alquileres. Para nuestra sorpresa, no había nadie en la tienda y tal como entramos nos atendieron con una amabilidad inusitada. Cachondeo con el señor que cobraba y, hasta el que te daba la equipación que era francés, esbozó algo parecido a una sonrisa y no ví malas caras en ningún momento. Incluso en la devolución del material.

Mientras nos poníamos bien todas las protecciones junto al coche, en un pequeño parking frente a la tienda al módico precio de 3euros el día, Alfonso fué a buscar su bici. El único que no había recibido confirmación de su reserva y que optó por coger una Mondraker Summum de 27,5 en otra tienda. Yo no quise marear la perdiz tras las reservas y anulaciones por la avería de Vallnord pero me hubiera gustado probar esa bici porque me gusta mucho. Alfonso quedó encantado con el comportamiento de su máquina y todas las bicis funcionaron bien o muy bien. Cubiertas muy nuevas y frenos correctos. Sólo hubo algunos pinchazos y sólo Metalbag, que pinchó abajo, fué a la tienda donde no dudaron en cobrarle 10euros por una cámara. Lo único negativo.

Estando en el parking con nuestras máquinas llegaron algunos Comandos y gente de su círculo con los que Rambo había quedado. Equipados todos fuimos al forfait y, una vez más, quedamos gratamente sorprendidos con la amabilidad de la gente de las taquillas (que fueron para nosotros solos) y los controladores que nos explicaron cómo cargar las bicis en los soportes especiales. Como el invento con adhesivo que había hecho en mi casco integral no sujetaba bien la cámara terminé montando el soporte de cintas de siempre y llevé la cámara todo el día hasta que se agotó la batería.

Subimos al telecabina, que dejaba a media montaña, y descendimos todos juntos (panZetas y Comandos) hacia el telesilla que nos llevaría a la cima. En ese tramo pudimos comprobar lo seco del terreno y el mucho polvo que ibamos a tragar todo el día. Yo, que tengo que llevar gafas graduadas, terminé con la cara como la de un minero y tuve algo de conjuntivitis el domingo. No dejaba de llorar lágrimas negras y me complicó mucho los descensos y las filmaciones de compañeros.

Foto del grupo (Comandos incluidos) y a continuar. Dado el ritmo lento por el tanteo de las bicis y por el gran número de bikers (16 en total -creo-), decidimos salir en dos grupos desde la cima. Rambo se fué con los Comandos y Karlitos empezó con ellos. El resto descendimos juntos pero a diferente velocidad porque Alfonso con su Mondraker y Sergio/Jony que están abonados se perdían en la cabeza. Yo me preocupé de filmar desde el principio, incluyendo la toma de contacto con las máquinas y, especialmente, a Metalbag que era el único que se estrenaba. No le costó mucho coger el punto y fué el único, Sergio y Jony "máquinas" aparte, que quería subir una vez más a las 5. Soldeu cierra a las 6 de la tarde.

Tal vez el mucho polvo empeore un poco mi opinión del bikepark pero, tal como dije en cuanto ví algún video en Youtube, me recordaba a LaMolina. En realidad, es algo intermedio entre Vallnord y LaMolina. Tiene mucho potencial y la mayor parte de la montaña no funciona todavía para el bikepark pero las pistas no dan el flow de Vallnord y son más técnicas/rotas como en LaMolina. Incluso bajamos por dos pistas negras que todos clasificamos como Enduro más que DownHill. En general, además de muchísimo polvo, trazadas con pocos virajes, bastante pendiente y muy pocos saltos. Básicamente, el punto donde hay 5rampas a distintas alturas y alguno (1o2) en alguna ruta.

Al llegar a la base del telecabina Metalbag pinchó, afortunadamente abajo, y se fué a la tienda a que se lo repararan. Fernando aprovechó a dejar en su coche la protección de cuello que no le cabía con la armadura. Como la espera podía ser "larga" y los máquinas estaban nerviosos, Alfonso/Sergio/Jony subieron a hacer una corta mientras el resto esperábamos a Metalbag. Este último volvió antes que los salidos y nos fuimos a la cima tal como habíamos quedado como segundo punto de encuentro. Tan sólo la dolorosa factura de 10euros por una cámara a resaltar.

Esperamos bastante rato en la cima y, tras mirar si subían por el telesilla, decidimos tirarnos montaña abajo sin el trío nervioso porque nosotros ya estábamos inquietos también. Según parece, ellos nos vieron mientras descendíamos porque estaban ya de camino.  A medio camino encontramos a algunos Comandos, ellos también iban a distintos ritmos, y preguntamos por el trío nervioso que encontramos poco después.

En los tramos virados no hubo ninguna caída ni problemas y todos cumplimos bien o muy bien. La caída con más consecuencias la mía intentando seguir a Sergio "settings" a su ritmo en un tramo técnico para que también saliera en la película consciente de que le vería poco. En un tramo empinado y retorcido entre grandes piedras (casi casi Enduro) toqué con el pedal y salí por orejas pero con el pié atrapado  en el cuadro. Resultado: dolor en el dedo gordo del pié y dolor en la base de la columna cuando piso con la pierna izquierda. En mi descargo tengo que decir que Alfonso, que estaba repitiéndola para enseñarnos al resto esa ruta, también se cayó en el mismo punto y por el mismo motivo.

Probamos todas o casi todas las pistas. Incluso una negra endurera que nos dejó en la carretera por encima del telecabina. Afortunadamente por encima porque la mayoría caminó para subir los 100m de pista que había hasta la carretera. Estas bicis son muy pesadas y el desarrollo está pensado para bajar. Alfonso y yo llegamos a la carretera pedaleando y nos faltaba el resuello.

En uno de los descensos paramos en un cruce para decidir por dónde seguir y al poco rato llegaron dos bikers que se identificaron como personal del bikepark y nos aconsejaron rutas con la sorprendente amabilidad ya nombrada. Mientras nos hablaban, les llamaron por el walkie avisándoles de un accidente junto al telecabina: una rotura de clavícula. Mal rollo pensé como, supongo, todos. Aquello me condicionó a partir de ese momento porque había caído una vez en cada salida reciente y en esa ya iba un poco tocado. Lo chocante es que el accidentado, nos enteramos después, era del círculo de los Comando.

Subimos bastantes veces. La verdad es que no las conté. Yo no habría innovado tanto y me habría limitado más a las famosas Parabólicas que eran las más normales para un bikepark. La Shore gustó a Alfonso por algún puentecillo y los saltos donde nos fotografiamos y filmamos pero había tramos con pendientes salvajes donde nuestros ruedones bajaban patinando en ocasiones por el poco grip del pedregoso terreno. Tanta piedra suelta y tanto polvo impedían hacer algunas trazadas limpias. Recuerdo girar mi bici "por pelotas" arrastrando lateralmente ambas ruedas poco antes de mi caida. Vallnord forever.

A mediodía Karlitos, que ya iba con nosotros hacía un rato, fué al bar que había a media montaña a interesarse por el accidentado preguntando a los Comandos que estaban allí comiendo un bocata con Rambo pero ninguno supo darle información así que nos fuimos a nuestro rollo.

Subimos y bajamos todo o casi todo e, incluso, las rampas de salto donde nos dispusimos los cámaras para inmortalizar el evento. Algunos saltaron la primera rampa, yo la segunda y Sergio, Fernando y Alfonso la tercera. Lo más difícil es el acto de fé que hay que hacer porque sabes que hay un largo rampón en la recepción detrás del salto y no ves nada hasta el último instante. A destacar el tremendo salto de Sergio que, en su línea de tirar hacia arriba, llegó lejísimos.

Creo que fué después de las rampas que Fernando pinchó y paramos a reparar nosotros mismos el pinchazo y descansar. No recuerdo detalles de las pistas que hicimos. En general, ninguna destacaba. Alternamos las conocidas con otras nuevas en busca de ese flow que no llegaba como en Vallnord donde todos nos emocionamos en cada bajada. En algún momento, creo que la última bajada, repetimos una que tiene un salto en la mitad (con vía de escape) y por allí debió ser donde pinchó Alfonso. Con cierta dificultad, porque había un tornillo de seguridad que no había aflojado, sacó la rueda trasera y nos dispusimos a cambiar la cámara nosotros mismos de nuevo. Era azul, no os sé decir la marca, y los más entendidos se asombraron de que montaran algo tan selecto. No tenía el líquido esperado dentro y, tal vez, por eso pinchó. De momento, montó una cámara que él llevaba y se quedó con la especial.

Una vez abajo Sergio y Jony dijeron que querían continuar, Soldeu cierra a las 6, pero la mayoría de la gente estaba en modo bar hacía mucho rato. Metalbag tenía ganas de subir pero no se veía detrás de Sergio settings. Fernando y yo mismo nos planteamos subir una última vez como habíamos hecho otros años apurando más la jornada pero el mucho cansancio nos hacía temer una mala caída y decidimos recogernos.

Devolvimos las bicis uno a uno a medida que nos cambiábamos en los coches. En la tienda muy amablemente las cogían, echaban una ojeada superficial y te devolvían el DNI retenido en el momento de alquilarlas. Cuando devolví yo la mía, a petición de mis compañeros que aún se estaban cambiando o duchando (Chema y Metalbag) con una manguera, miré la carta del restaurante que teníamos al lado pero prescindimos de sus servicios al ver que cobraban 12euros por una hamburguesa. Finalmente, fuimos a un bar junto a la tienda donde unos comimos grandes bocatas, otros pizzas y alguno platos combinados enormes a un precio justo.

Mientras comíamos, llegaron Sergio y Jony que comieron y bebieron junto a nosotros. Poco después llegó uno de los Comandos (de su círculo) y se quedó a hablar con nosotros buscando (interesadamente) solución para el accidentado. El tampoco conocía a esa persona y sólo habían compartido coche desde el Bruc pero ahora tenía en su coche una bicicleta que no era suya y en su pueblo el coche (del padre) del accidentado. Como Karlitos iba a Santa Coloma y el accidentado vivía allí cerca de Rambo, alguien pensó que la solución pasaba porque éste fuera al Bruc y llevara al accidentado en su propio coche pero Rambo no quiso esa responsabilidad.

Puesto que Karlitos iba a llevar sí o sí a Rambo a Santa Coloma, yo me intercambié con Jesús que tenía prisa y fuimos a buscar al accidentado al hospital para llevarlo a casa. Los Comandos se quedaron las llaves de su coche y quedaron en bajarlo al día siguiente cuando ellos regresaran. Así algunos pudieron salir inmediatamente con Fernando y otros nos quedamos otra horita por Andorra y con un paseo (creo que obligado) por Santa Coloma para ayudar a alguien cuando lo necesitaba. Aunque considero que correspondía más a los Comando que a nosotros, a mí me gustaría que me ayudaran de haberme encontrado en la misma situación.

Llegada a casa 22:30 y ducha reparadora antes de ir a dormir un montón de horas.

























Fotos Soldeu 2015

6 comentaris:

Fernando ha dit...

Gracias crack, vaya reportaje para un dia brutal. Te vi muy integrado con tu maquina, hasta el casco te hacia juego con la bici!!!!

Ramboelendurero ha dit...

Siento no haber podido compartir más rato en el bikepark con vosotros. La próxima vez me quedo con el grupo aunque sea grande, espero que se repita otra quedada este verano.
Me sorprendió en el poco rato que estuvimos juntos como bajaban Zezu y Chema con las DH, iban envenenados como dice Zezu. Y Karlos con la Torque bajaba como si llevara una DH, se subestima, es mucho más bueno de lo que cree.

Este año en Vallnord le tira al de corpalanca aunque tenga que llevarle un chupito de tequila y darle 3 golpes en el pecho.

Bonitas fotos para un buen recuerdo. Un abrazo y hasta la próxima panZetas.

Fernando ha dit...

Ahora si, Zezu, con tu cronica queda sellada para la historia la salida del bike park de Soldeu. Poco mas que decir, jeje, yo también me quedo con Vallnord, está mas trabajado y tiene mas variedad.
Quiero destacar la adaptación de Metal a la bestai de descenso, cuando repetia una bajada ya iba a nuestro ritmo. O Jesús como iba corregiendo lo que no le salía. Y en palabras de Metal que se estranaba: "esto es para todos" Si podeis teneis que probarlo Penya
Un dia bestial, el bikepark mola, pero con la Penya es la ostia!!

David ha dit...

Zezu, como siempre me quito el sombrero ante tanto detalle en la crónica. Gracias por el esfuerzo y el tiempo dedicado. Metal me muero de ganas por ver como queda el vídeo ya editado, cuando puedas pero no tardes muchoooo.

Totalmente de acuerdo con la sensación agridulce del Bikepark, quizás por como estaba el terreno o por el diseño o simplemente porque disfrute mas VallNord.

Y por último decir que es un orgullo pertenecer a una Penya como los Panzetas, compartiendo los momentos de viaje, de risas, de bajadas y estoy convencido que esa situación "esperpéntica" nunca se hubiese dado si uno de nosotros hubiera acabado en el hospital.

Unknown ha dit...

Zezu,como siempre tus crónicas no defraudan.
Fantástico día en compañía de la peña PanZeta.. Me alegro de disfrutar siempre del buen royo y carisma de nuestra peña...
A este paso se va tener k incrementar las escapadas a bikePark..
Lo mejor de todo es la evolución de todo el grupo.. Ya somos oZcuros...
La próxima más...

Zezu ha dit...

Siento que no haya mejores planos en la peli pero el polvo fué un auténtico prolema para mí porque, además de no ver, me molestaban los ojos y no daba abasto parpadeando. Me buscaré una gafas protectoras para llevar sobre las graduadas.

Por lo demás muy bien. Aunque me gusta más Vallnord, el buen rollo hace olvidar otros problemas. El año que viene con 27,5 para probar.