La Molina ¡¡IM-PREZIONANTE!!

Una experiencia quasi orgásmica más que recomendable para cualquier biker que disfrute bajando. Sólo conozco estas instalaciones, era mi primera vez, pero es una zona donde bajas al límite y hasta el límite de tus energías. Aunque me ha parecido muy exigente técnicamente, hemos disfrutado sin medida los cuatro panZetas que hemos ido: Rabanín, Piecitos, Jua y yo (Zezu). Los cuatro, a pesar de que Piecitos ya se estrenó en Vallnord el año pasado, nos hemos sorprendido de los sitios por los que hemos bajado y de cómo acompañaban las bicicletas tragando escalones y raíces. No os podeis hacer una idea...aún. Confío en que en los videos se aprecie el día tan genial que hemos pasado.

Finalmente, decidimos ir en coche puesto que salíamos desde Mollet (Rabanín cogía el tren como siempre) y llegábamos 40minutos antes por menos dinero. Hemos ido por el camino de Planoles que nos indicó Alfonso (con ligera pérdida porque el conductor se ha salido en un cruce antes de la cuenta) y vuelto por el túnel del Cadí y autopista para retornar antes y dejar a Rabanín en Barcelona. Un detalle obligado yendo en coche con tiempo.

Eran las 9h15 cuando llegábamos a la estación, y eso que hemos pillado a varios torpes y a un tractor en los últimos 30Km sin posibilidad de adelantar, y todo estaba cerrado. Ni los lavabos estaban abiertos y alguno ha recurrido a los arbolitos que por allí había. Nos hemos estirado al bar próximo y más de lo mismo pero, en esos 15minutos, han llegado los del alquiler y hemos entrado a pagar y recoger nuestras máquinas.

Por cierto, lo peor del día la gente del alquiler: torpes y lentos hasta aburrir. Sólo habían un par de personas delante y "sólo" han pasado 15minutos hasta que nos han atendido. Han comenzado con Rubén y la cosa no ha sido muy rápida pero sí aceptable. Han montado sus pedales en unos minutos y cobrado el alquiler pero no querían todavía cobrar el forfait por no entiendo qué razón.

Lo peor ha sido con nosotros. Parece que eso de preparar 3bicis iguales pero para 72,78 y 80Kg (inventados en mi caso porque no lo sé) suponía una complicación que les abrumaba. Eran 3o4 tíos y se liaban, confundían nombres, querían que los contratos (hay que firmar 2papeles) coincidieran con las bicis (numeradas) y su poco seso no daba para más. Aproximadamente, hemos tardado 1h15 para el papeleo y montar los pedales de Jua y Jorge porque yo iba con plataformas. Yo, convencido de que nos estaban jodiendo otra bajada, me quemaba por dentro mientras esperábamos a que nos dejaran comprar los forfaits porque no querían hacerlo hasta no aclararse con las bicis. A medida que sacaban las cosas nos las íbamos poniendo y flipábamos de las pintas y el volumen aparente con el peto. Parecíamos primos de Hulk.

Por fin, hemos salido y saludado a los tres colegas del trabajo de Jua que habían ido en tren con sus bicis y ya estaban allí. Rodábamos alrededor del coche, aparcado a 8m de la tienda, y subíamos el bordillo sin hacer gesto alguno. Otra vez flipando de cómo tragaban aquellas suspensiones a las que, sin duda, hemos hecho trabajar porque hemos hecho tope de los 210mm de recorrido. Las bicis, unas Saracen Myst con doble pletina de 210mm, discos de 203mm delante y detrás y suspensión trasera enorme con muelle.

Hemos cogido mochilas, menos Rubén que ha ido todo el día sin ella, cascos, guantes, etc y nos hemos dirigido al telecabina donde subíamos de 2 en 2. Al alcanzar la cima, uno de los compañeros de Jua nos ha insistido en que no comenzáramos por la verde, nuestra intención inicial para cogerle el tacto a las bicis, porque era todo pista y lo hiciéramos por la azul. La nomenclatura es la misma que en el esquí: verde, azul, roja y negra. Ellos han dicho que empezaban por las rojas y pasarían a la azul a la segunda o tercera bajada cuando ya se sintieran cansados.

A mí me ha extrañado el comentario pero pronto he catado en mis carnes la realidad. Es cierto que no hemos hecho estiramientos ni calentamiento alguno pero jamás habría creido que me cansaría tan rápido: a mitad de la azul ya me dolían los cuádriceps y no me aguantaba de pié. Además, Rubén y yo teníamos muy malas sensaciones con la bicicleta y bajabamos rayadísimos. El firme estaba sequísimo, había un montón de "gravilla" y ambos llevábamos una rueda trasera gastadísima. Comentaba Rubén que en Vallnord todo el material era nuevo pero allí, claramente, todo era "viejo". De las rodilleras ni hablamos.

El caso es que se ha tirado primero Jorge, quién sino, por el tramo de pista hacia la bajada azul y yo le seguía con la GoPro pero con dificultad. Notaba como la bici se "tambaleaba" lateralmente y no conseguía frenar "controladamente" sin patinar.

Rubén iba igual que yo y, además, diciendo que iba a desmontar sus pedales mixtos y poner las plataformas del alquiler porque no bajaba a gusto. Ya en el primer tramo virado, con muchísima "tierra batida" veía cómo se me cruzaba la bicicleta y yo lo achacaba a las cubiertas tan gastadas. Algo de eso había pero, poco a poco, nos hemos hecho a ellas y la cosa ha cambiado sensiblemente.

Hemos superado a buen ritmo zonas viradas con interminable número de curvas peraltadas, raíces, piedras, saltos de 40 o 50cm, pasos estrechísimos entre árboles y toboganes enormes y yo pensaba "pues si esto es lo fácil ¿cómo será lo difícil?" Como creo que ya he dicho antes, Rubén decía que LaMolina era más técnica que Vallnord. Mas "peleona" que dice Ceporrillo. También me ha sorprendido, aunque yo estaba un poco resfriado y tenía que respirar por la boca, la sed que tenía en cada descenso y la imperiosa necesidad de beber.

La primera bajada, aunque la pista azul ha sido la que mas me ha gustado porque tiene de todo y es muy juguetona, he sufrido mucho porque, para más INRI, llevaba unas manetas de freno cortísimas y muy elevadas y casi no llegaba a los frenos...con el dedo índice y eso que yo freno normalmente con el dedo corazón. Abajo, Rubén y yo nos hemos ido a la tienda a que nos hicieran los ajustes (no se puede tocar nada y hasta los pinchazos los tienen que reparar ellos) y hemos dicho a Jua y Jorge que se fueran conscientes de que aquello iría para largo. Jua insistía en irse a la pista roja y Jorge ha asentido.

Hemos entrado a la tienda y esperado unos minutos pero no salían. Piecitos se ha asomado al taller pero decía que estaban ocupados y, tras otros 5minutos de espera, hemos decidido salir a la calle y hacerlo nosotros mismos. Con las herramientas que yo llevaba, hemos sacado más los tornillos allen de sus pedales para probar y acercado y bajado mis manetas de freno y cambio para poder llevar la mano en el extremo del manillar y saber "dónde se acaba la bicicleta". No quería repetir el episodio de LaGarriga y había paso realmente estrechos entre árboles. Tras una discreta "reparación", medio escondiéndonos por si acaso, hemos subido al telecabina y a probar.

Casi llegando arriba, hemos visto a Jorge, Jua y sus colegas, parados en la pista roja aunque no sabíamos por qué. Era un sendero un poco roto y rápido pero técnicamente más sencillo que la pista azul que habíamos hecho y no cuadraba. Resulta que a uno de ellos se le había caído el móvil y algunos ya lo habían pisoteado.

Les hemos gritado desde la cabina y les hemos dicho que no nos esperaran porque repetiríamos la azul y ellos han continuado pero, al montar en la bici, Piecitos ha dicho "¿vamos por la roja?" a lo que yo he respondido que no tenía problemas. Había que probarlo todo.  Nos hemos tirado rápido por la roja pero ni los alcanzábamos ni los veíamos. Los colegas de Jua tenían muchas tablas y bajaban fuerte. Jorge y Jua apenas podían seguirles y los perdían con facilidad. Nosotros bajábamos a buen ritmo pero con varios minutos de diferencia y todavía "rayados" con las bicis. Recuerdo haber hecho un tramo rapidísimo, poco más allá de donde estaban parados ellos antes, con la bici cruzada y os aseguro que no había mucho sitio. Todos los senderos eran estrechos o muy estrechos y, en la mayoría de los casos, salirse de la trazada era caer por la ladera. No eran barrancos pero no quiero pensar qué habría ocurrido si nos hubieramos salido de la trazada correcta.

Yo me he ido haciendo a los frenos y mis sensaciones han ido cambiando. Además, me he percatado de que había que frenar menos y cargar bien el peso para tomar los peraltes con un control absoluto y saliendo como una exhalación hacia el siguiente. Rubén, sin embargo, no se sentía a gusto y se le veía concentrarse en poner bien brazos y piernas para tomar esas curvas reviradas con giros de 180 grados o más en apenas 3 metros. Yo le insistía, porque veía su rueda trasera patinar mucho, en que frenara menos y dejara la teoría. "Es más sentir la bici y no te obsesiones con lo que teóricamente tienes que hacer" le decía. La verdad es que le ha costado mucho pero lo ha conseguido.

La segunda bajada era una pista roja, que no conocíamos y con nadie a quién seguir por lo que Piecitos iba delante con cuidado y yo filmándole detrás. La pista roja, en general, sólo tenía más pendiente que la azul pero había un tramo era realmente difícil. El ha parado, yo he parado tras él y ninguno de los dos se ha atrevido a bajar montado. Más sin conocer el terreno. Era un tramo con enormes piedras como pocos hemos hecho, yo diría que ninguno así, con fuerte pendiente y final tremendo donde se veía el suelo desaparecer. Según nos ha comentado Jua, Jorge ha caído allí en la primera bajada. Hemos retomado el descenso y, siempre con precaución porque no sabíamos qué nos depararía la pista, llegado a un tramo común a la azul que ya habíamos hecho antes.

Tras unos 300m de pista, con una elevación en la que saltábamos cada vez que pasábamos, se salía a la izquierda con tres posibles recorridos: el azul más largo y virado con peraltes de madera y un salto final de 50cm, el rojo más corto con tres elevaciones que terminaban en los tres saltos de madera y la negra que no he catado. En 3 de las 4 veces que hemos pasado por allí, Rubén y yo hemos escogido la trazada azul por ser más larga y muy excitante girar en los peraltes subiéndose a un metro de altura o más. Muy exigente físicamente pero una experiencia orgásmica más que recomendable.

Hemos alcanzado la base y hemos pasado por delante del coche por si Jorge y Jua habían decidido esperarnos abajo pero no los hemos visto. Como los colegas de Jua habían dicho que a la tercera ya se tirarían por la azul y, al preguntar al "revisor" por un congénere vestido como nosotros nos ha dicho que estaban 4o5 cabinas por delante, nos hemos ido hacia arriba para alcanzarlos y bajar de nuevo todos juntos. Resulta que el hombre estaba confundido y la parejita estaba en el taller porque a la bici de Jorge le faltaban 2radios. Jua se había percatado de ello en una parada. Resultado, han esperado un rato en la base mientras Rubén y yo hacíamos una bajada más que ellos. Cada vez más rápido y con más flow pero mucho más cansados. Me resultaba imposible hacer toda una pista sin paradas aunque hay que tener presente que la azul tiene 5Km y la roja (sólo hemos bajado esas 2pistas) casi 4Km. En total, Rubén y yo hemos hecho 6descensos: unos 28Km de pura adrenalina.

Al alcanzar la base, Jorge y Jua ya estaban en la calle y los hemos visto. Hemos ido al coche, hemos compartido una de las cervezas fresquitas que llevábamos y nos hemos dirigido al remonte por donde han aparecido sus colegas que venían de hacer otra roja diferente y un pequeño tramo de negra.

Ya estaban cansados y han propuesto ir a la azul. Rubén y yo ya la habíamos hecho 2veces pero nos ha parecido bien, sobretodo, porque así íbamos juntos. Yo, la verdad, no necesitaba conocer más de lo que había conocido hasta ese momento y no tenía el ansia que esquiando sí tengo de buscar cosas nuevas. Hemos subido al telecabina y, tras un par de fotos en la cima, iniciado de nuevo el descenso de la pista azul.

El ritmo que marcaban los de cabeza era más fuerte pero, más o menos, les seguíamos. Yo me he puesto detrás de Jua para filmarle a él y "cambiar de culo". Bajaba pegado a él hasta que, harto de comer polvo y no ver el camino, he optado por distanciarme. Era el único de los siete que no llevaba gafas de descenso/nieve y me entraba un montón de polvo en los ojos. Jorge se reía en la hidratación posterior de mis legañas negras.

Bajábamos fuerte. Increíble la sensación de girar una y otra vez en revueltas tremendas con una pendiente importante y a una velocidad superior a la que habitualmente bajo hasta que, en un tobogán ascendente de 4o5 metros previo a su correspondiente bajada, nos han gritado "parad, parad" porque uno de los compañeros de Jua había entrado tan fuerte que había salido volando y caído al suelo. Estaba sentado en el punto donde había caído y, aunque hacía gestos de que no, se le notaba que se había hecho daño. Luego, comiendo, decía que le dolía una costilla y notaba cómo se le inflamaba un poco la zona del golpe.

Todos hemos parado a tiempo pero el ritmo era fuerte y les seguíamos de cerca. JuA lo adornaba con "Yujus" constantes en cada salto que pasábamos. Tirándo de las calas, como tiene por costumbre, saltaba en cada escalón y cambio de rasante que encontrábamos mientras yo sólo hacía los saltos "planos" y me esforzaba en absorver las rampas. La realidad es que hasta absorviéndolas terminabas separándote del suelo. Tremendo.

Al llegar abajo, Rubén, Francisco y yo hemos repetido el tramo azul mientras Jorge, Jua y otros 2colegas bajaban por el tramo rojo y nos hemos dirigido al bar para comer. Eran las 2 del mediodía y había hambre pero, sobretodo, sed. Ha caído agua, otra cerveza y una botella de litro y medio de mixta. Lo peor y que yo quería evitar porque me lo imaginaba, es que estábamos tumbados sobre el césped, a la sombra de un árbol y ha costado mucho arrancar de nuevo...pero lo hemos hecho. Hemos llevado la nevera al maletero, cogido de nuevo los cascos y guantes y al remonte.

Esta era la última bajada para los colegas de Jua porque tenían que devolver alguna cosa a la tienda y bajar hasta la estación de tren que salía a las 5h30, así que han decidido hacerlo por la roja del principio. Nos comentaban que no les había gustado

la otra roja, que no habían encontrado otra que aparecía en el plano y que estaba llena de mierda de vaca así que no han tenido que insistir mucho. Hemos iniciado el descenso y, al poco de comenzar, ha llegado una manada de vacas y terneros que nos han separado en dos grupos. En cabeza iban los colegas máquinas de Jua y Jua y nos hemos quedado trás esperando a las vacas Jorge, seguido de mí para filmarle, Piecitos y Francisco. Otro colega de Jua.Nos hemos tirado a saco para alcanzar a los de cabeza pero estaban algo más abajo esperando. Allí hemos cambiado un poco el órden pero no el ritmo. El problema es que un gran ritmo requiere de un gran esfuerzo y las piernas no respondían. Yo acababa de sentarme en el sillín porque ya no me aguantaba de pié sobre los pedales y me he alegrado cuando he visto a Jorge bajar el ritmo al pensar que pararía a descansar antes de la parte más difícil pero no ha sido así. Un error que ambos hemos pagado caro puesto que en dicha parte técnica yo he frenado demasiado, ya deshecho, y me he golpeado con el cuadro y una piedra lateral. Dos rascadas "importantes" sin llegar a caerme de la bicicleta que me recordarán que es imprescindible descansar cuando las piernas no responden.

Casi simultáneamente, Jorge que iba 6o7 metros por delante de mí, caía sobre las piedras con la fortuna de llevar casco integral porque, según nos contaba, se habría golpeado la cara con dichas piedras y el casco integral le había salvado. Aún así, también tenía magulladuras en la rodilla y había, como yo, roto la manga izquierda de la camiseta endurera. Rubén y Jua han llegado algo después. Ya nos habíamos incorporado pero estábamos ambos doloridos del episodio.

Conciendiados de nuestro error de no descansar cuando procede, hemos retomado el descenso hasta llegar a un pista donde los colegas de Jua estaban reparando un pinchazo. Allí hemos estado parados un rato y Francisco, el tercer colega de Jua, no llegaba y empezábamos a estar preocupados. Estábamos en el salto que cruza el camino y 4o5 bikers que bajaban como un rayo han hecho el espectacular salto de 5o6 metros y yo pensaba que si hubiera caído alguno habría parado para ayudar o nos habría avisado de un accidente más arriba. A los pocos minutos ha subido un todoterreno de LaMolina y ha parado junto a Rubén, que en ese momento se había sentado en el suelo, para preguntarle si era él el accidentado. Le hemos dicho que no y nos hemos interesado por el caso comentándole que esperábamos a un compañero pero que no llegaba. Tras confirmarnos que no era en esa pista, ha proseguido hacia arriba en busca del herido. Por allí se ha terminado la batería de la GoPro y no tengo más video.

Al poco rato, le he visto aparecer entre la vegetación caminando. También había pinchado y decía que, como él, muchos bikers en un tramo superior. Se ha puesto a reparar su Zesty, con horquilla de 140mm, con la que se había atrevido a rodar por aquellos lares. Abajo, ha probado la de Jua y ha sido, una vez más, consciente de que no era lo más apropiado para un sitio así. Como anécdota, resulta que habían dejado la bomba sobre una mierda fresca de vaca y, cuando se ha puesto a hinchar la rueda, se ha percatado del "condimento". Cachondeo general.

Reparada la rueda, hemos retomado el descenso todos juntos a pesar de que él, para evitar el riesgo de volver a pinchar y tener problemas para coger el tren, quería hacerlo por la pista verde. Como, a partir de allí, había tramos virados pero poco pedregosos, le hemos convencido para venir con nosotros. Abajo, junto a unas mangueras habilitadas para lavar las bicis, nos hemos despedido y hemos continuado la jornada.

Hemos tomado un "RedBull" para recuperar algo de energía y hemos vuelto a subir. Jua parecía interesado en la otra roja que sus colegas nos recomendaban pero Jorge, Rubén y yo le hemos dicho que, esa era la última bajada porque ya no podíamos más y que la azul nos dejaría buen sabor de boca mientras que la roja podía ser una tortura en aquellas condiciones físicas. Hemos soltado freno y nos hemos dirigido a esa larga ¿trialera? con intención de disfrutarla a tope.

Hemos llegado a la zona común y hemos optado por los saltos de la parte roja. Allí nos hemos filmado, esta vez con el móvil, los unos a los otros en unas rampas de 40,100 y 150cm. La primera ni se apreciaba como salto a pesar de que los 40cm podían convertirse en mucho más si entrabas rápido. Hacíamos docenas de esos en cada bajada. Tras varios saltos de unos y otros hemos comenzado con el intermedio que ya ronda el metro de altura. La mayor dificultad venía dada por la curva que hay que hacer para encarar las rampas con el agravante de que la rampa paralela molestaba pero las sensaciones eran realmente buenas. Jorge no paraba de gritar en un orgasmo contínuo. Ninguno de los cuatro, y eso que lo hemos pensado todos, se ha atrevido a hacer el más grande por las respectivas dolencias. Yo, incluso llevaba una ampolla por mis nuevos y rígidos guantes. A Jua ya le habia reventado la suya.

Nos hemos dirigido a la tienda, mientras Jorge seguía gimiendo sumido en su éxtasis, y hemos entrado montados en nuestras máquinas. Ya no quedaba casi nadie en la zona. En la tienda, en eso sí porque debían tener prisa en marcharse, nos han ido cogiendo las bicis y mirándolas detalladamente para comprobar la inexistencia de desperfectos antes de devolvernos la fianza.

Hemos entregado el casco y las protecciones y nos hemos ido. Esta vez sólo han sido 10minutos.Ya en el coche, hemos comido algo, nos hemos tomado una bien merecida cerveza, un RedBull, el agua y...ya no quedaba nada por lo que hemos pensado en ir al bar. Tal como llegábamos, nos encontrábamos a los dueños cerrándolo pero han dicho que podían vendernos unas latas y las hemos tomado en la terraza exterior. Allí hemos hablado un rato sobre el excepcional día hasta que hemos iniciado la vuelta a eso de las 6h30. No sin antes lavarme la cara, casi como la de un minero, en las duchas de la piscina que allí tenían.

La GoPro apenas podía con los constantes cambios entre sol y sombra y, con el mal encuadre en ocasiones por no tener cogido el punto al casco integral, los videos no se ven demasiado bien. Como siempre, no se aprecia la dificultad y la suspensión de las bicis hace pasar desapercibidos saltos de 40cm y piedras hacia arriba (que también las había) que encontrábamos en la trazada.

De principiantes

Un poco menos novatos

Las ostias y final