¡Ruta no apta para nenazas! 12/10/2011

Mi visión de la jornada:

Qué tal drugos míos, ¿estáis cansados? Comer bien y descansad que esto no para...

Me gustaría felicitar a Fernando por el pedazo de ruta que se ha marcado, eres un hacha, la has clavado: dura, exigente, técnica y divertida. Lo malo ha sido que no has podido probarla. ¡Buf! caviar del bueno; aún me estoy relamiendo...

Los afortunados o torturados de hoy (depende del color de ojos de cada uno) han sido Karlos, Joan, Juan Antonio, Zezu y un servidor. En el punto habitual de partida había algún tierno que ya llevaba manga larga y yo le comenté que pronto tendría que quitársela, porque las temperaturas de hoy iban a ser muy altas.

Arrancamos y en los primeros km aprovechamos para calentar un poco, sobre todo la lengua, que nunca se sabe si vamos a tener que utilizarla. Mejor estar preparados ¿no? jeje. Joan estrenaba pedales automáticos y cumplió el viejo dicho que dice que hay 2 tipos de ciclistas: los que se han caído y los que se caerán. Tranquilo, todos hemos pasado por eso, es normal. Pronto comprobará las ventajas de ir con calas. Antes de las primeras rampas, los tiernos deciden que sobra ropa, yo aprovecho para quitarme el chaleco también.

Y comenzamos a atacar a la montaña. Aquí tenemos los primeros problemas, porque el inicio de la subida tiene unos surcos muy marcados por los motoristas y los pedales van chocando con los bordes continuamente. Para colmo, el inicio tiene las temidas espinas que nos dejan las primeras cicatrices de la salida. Pero en general este inicio es bueno, porque te hace ganar técnica ya que también hay raíces y piedras a esquivar, el zigzagueo es constante. Donde puedo confirmar que una all-mountain se desenvuelve mucho mejor que cualquier rígida (te quiero Zesty!). Vamos subiendo y por el momento todo me resulta familiar. Comienzo a apretar un poco y me quedo solo (cerca del inicio de la subida a Turó Rodó). Llegado a un punto donde dudo, aprovecho para aparcar la Zesty en un árbol y luego prepararme para hacer fotos cuando vengan el resto de componentes y de paso a mi nueva “novia” también. Cuando llegan a mi punto siguen la marcha y yo tengo que guardar la cámara y ponerme la mochila y ya me sacan un trozo, cómo me acordé aquí de Mr. Iron, ahora sé lo que se siente compañero! Una vez cazo al grupo, Karlos me comenta que la subida es dura y larga, pero yo creía que era la misma que hicimos el domingo hasta llegar a la piedra gigante, y pensé que tampoco era para tanto y apreté de nuevo. Karlos y Zezu deciden subir a su ritmo, conscientes de lo que quedaba, suerte la suya. Porque yo iba feliz pensando lo bien que subía con la Zesty y lo poco que me quedaba. Consigo coger a Juan Antonio y Joan que iban en cabeza. Aquello se ponía feo cada vez más. Y al rato nos quedamos Joan y yo. Yo comenzaba a estar cansado, pero me despegué un poco de Joan, supongo que el tramo de una curva con otra porque hubo un momento que me giré y ya no lo veía. La pendiente cada vez era mayor y las curvas no cesaban. El terreno cada vez estaba peor y el calor ya hacía mella en mi cuerpo.

Aquello no podía ser normal, me di cuenta que esa subida no la conocía y mis pulsaciones se disparaban. Pero rendirse no es una palabra que entra en el diccionario del “rider” y tocaba seguir. Llegó un punto en que me costaba mantener el equilibrio, ya que el terreno era muy irregular y la bici se iba de lado; no sé si fue porque la pendiente era excesiva o por el gran cansancio acumulado que tenía. Y me fui directo al muro derecho de la montaña perdiendo el equilibrio, aquí pude apoyarme para no caerme y el pie izquierdo no podía ni sacarlo del pedal de lo mal que estaba. Entonces Joan alias “el hombre del mazo” apareció y se puso en cabeza. Consigo sacar el pie izquierdo y me coloco bien en la bici para seguir. Y en un momento ya estábamos coronando la cima. O mejor dicho el Turó Rodó, que yo desconocía totalmente. Aprovechamos Joan y yo para estabilizar el organismo, dando vueltas en círculo para que bajen las pulsaciones. Y luego al rato pudimos ver como llegaba Juan Antonio. Y más tarde llegaron de la mano Zezu y Karlos.

Turó Rodó es sinónimo de sufrimiento, eso está claro. Aquí cada uno aprovecha para reponer fuerzas como puede. Karlos saca el oro líquido (Red Bull) y se lo ventila en un momento. Hacemos algunas fotos para recordar el momento y comenzamos un descenso por pista ancha en busca de la Cova del Moro “Prehistórica”. Este inicio del descenso nos lleva hasta un punto donde paramos otra vez para disfrutar de las vistas. Una zona de rocas donde también nos hacemos nuevas fotos. Aquí un par de chicas y sus parejas nos piden ayuda para que les orientemos en un mapa que nos enseñan. Yo les comento que no conozco ni las calles de mi barrio. Y Karlos con su GPS intenta ayudarles. Eran escaladores y buscaban una roca para practicar su deporte.

Reanudamos y llegados al inicio del mejor descenso del día, bajamos los sillines para proteger nuestros órganos más preciados. Karlos me mete el miedo en el cuerpo al decirme que en el primer tramo hay una zona muy difícil y que él se lo está pensando, si lo bajará a pie. Yo le digo que mejor no me comente nada que me condiciona psicológicamente. Y Juan Antonio abre el regalo del día, se lanza el primero, luego va Karlos y luego Zezu que en teoría iba a grabarme. Joan decide bajar el último, y yo no quiero esperar más y me tiro. Ese tramo inicial es todo roca, muy irregular y con escalones profundos, además surcos en las piedras. Sí que era jodido el tramo, pero consigo llegar a bajo muy cómodo. Y enseguida me doy cuenta que he realizado la mejor compra de mi vida. Cuanto tiempo esperando sentir estas sensaciones que muchos de vosotros ya teníais hace tiempo. La seguridad que me ofrece la Zesty es brutal y me asusta, porque es el segundo día y ya voy demasiado lanzado. Pronto seré carnaza de hospital…

En cuanto consigue bajar Joan comenzamos a darle caña a la prehistórica, Juan Antonio nos marcaba el camino. ¡Cómo baja este hombre!, cuando tenga una doble será Brian Lopes! Yo iba pegado a él. Pero ahora yo tengo una all mountain y él una rígida. Y eso se nota mucho.

El descenso es espectacular, zonas con muchas piedras, en la mayoría de curvas yo entraba cruzado, de lo rápido que íbamos, pero me sentía seguro y cómodo y disfruté como un niño abriendo los regalos de navidad. Daba igual lo que hubiera en el camino que lo atacábamos todo. Incluso en un tramo muy técnico en el que había un escalón importante y giro muy rápido y cerrado lo hicimos perfecto Juan Antonio y yo y pensé, buff, esto con la Pro Race no lo hago ni de coña. Karlos iba detrás mío. Y cerrando el grupo Zezu acompañando a Joan, que aún tiene que quitarse el miedo a los automáticos.

Al acabar el descenso, maldigo a mi GOPRO porque la tuve 4 horas cargando y no sé que pasó que no tenía batería. Menuda bajada me he perdido!

Reanudamos y ahora toca la segunda parte dura del día. Otro ascenso largo y duro. Sobre todo porque no paramos para nada hasta llegar al final de todo. El domingo tuvimos que parar por un pinchazo de DH y eso se nota mucho. Aquí no había tiempo para recuperar y la fatiga era evidente en nuestros rostros. Este ascenso es de pista ancha y larga, de los que ves los rampones de lejos y piensas, dónde me he metido. Aquí llegamos Joan, Juan Antonio y yo al final. Y esperamos a Karlitos y Zezu que se lo tomaron con más calma. Os aseguro que el calor era tremendo para la época en la que estamos. Encima veníamos del descenso de la prehistórica, que también cansa mucho, por la tensión en los brazos y piernas.

J. Antonio saca una bebida energética y se hidrata, y ofrece a Karlos un poco porque se encontraba falto de glucógeno. Una vez recuperados un poco nos dirigimos hacia la finca de los perros asesinos. Aquello no son perros, tenían mucha similitud corporal con las hienas africanas, menudas bestias, yo vi 3 y eran iguales.

Pasado el peligro llegamos a un punto donde el domingo pasado Rubén intentó gastar una broma a DH, al indicarle que subiera por un sitio impracticable. Lógicamente lo hicimos andando porque la rampa era una pared llena de surcos. Y pocos metros después nos encontramos con otro descenso muy bueno. No tan espectacular como la cova del moro, pero muy bonito, porque se acercaba mucho al sentimiento Flow. Si eres capaz de dominarlo, entras en un estado superior, donde la armonía entre tu cuerpo y mente es perfecta.

Es un descenso muy, muy rápido, pero no por ello fácil. Porque tiene muchos surcos, raíces y piedras y no es ninguna pista ancha. Hay que cambiar constantemente de trazada para encontrar el sitio bueno. Aquí también me lo pasé genial. Fui como un misil hasta el final. Es una gozada de bajada.

Y luego queda el tramo final que ya es todo llano hasta Mollet. Un trozo de carretera, donde casi me mato. Porque iba detrás de Karlos y este se para en seco y yo casi me estampo con él, pero consigo cruzar la bici, lo malo que luego me saltaba un stop y venía un coche de frente… He tenido mucha suerte! Estoy vivo.

Y esta parte no tiene nada destacable. Ni siquiera hubo sprint al final. Joan ya se había retirado en la parte de la carretera y Zezu, Karlos y J. Antonio no lo intentaron. Y yo si no hay pique no salto, ya lo sabéis.

Cerramos el día en el Hola Q tal con un par de rondas.

PD: No he hecho la siesta y es el día que menos cansado estoy de todos. No lo entiendo… serán los Red bulls????

Como Google es gratis pero no a cualquier precio, he decidido que cuando haga fotos en una salida, pondré un enlace con todas las que tenga y estara operativo durante 1 semana para que tengáis tiempo de descargarlas a vuestros ordenadores y así conservarlas con la mayor calidad posible. Luego las borraré y el enlace ya no servirá. Pero el que las haya copiado las podrá conservar.

Aquí os dejo los videos de Zezu: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26.

Enlace disponible 1 semana.