diumenge, 26 de febrer del 2012

Datos Técnicos Salida Turó de l'Home

El porque del tiempo perdido o mejor dicho por que el tiempo se nos hecho encima.

El ascenso de Sant Celoni a la cima del turó fue más rápido de lo esperado, lo digo según mis cálculos por la experiencia de dos años antes cuando Antonio DH y yo subimos al Turo de l'Home, lo hicimos en 04:50 horas, yo calcule que como mínimo tardaríamos lo mismo, y no fue así, pues el primer pelotón llego en 4 horas y el segundo en 4 horas 15 minutos.

Ese primer calculo ya hizo que tuviéremos como mínimo 30 minutos de adelanto sobre el tiempo estimado para poder hacer toda la salida.

El primer problema, por llamarle de alguna forma, fue el tiempo que nos pasemos en la cima, que según el reloj del GPS, estuvimos 35 minutos entre descansar, hacer fotos y comer alguna cosa.

El segundo problema, por llamarle de alguna forma, fue encontrar tanta nieve en el descenso por la Fageda Gran, que según la consulta que he podido sacar del GPS, ese tramo de escasos 5 km lo hicimos a una media de 5km, que fue casi la misma media que se hizo en el ascenso al Turó, el tiempo invertido en esos 5 km fue de casi 55 minutos.

El total del descanso en la cima y la poca velocidad que tuvimos en esos 5 km fue de 1 hora y 30 minutos cuando según los cálculos estimados era de 15 minutos en la cima y 30 minutos del primer descenso total 45 minutos y el resto del tiempo era el que hubiéramos invertido en el otro descenso que teníamos planteado y que no pudimos hacer.


Hola Companys,

¿Como estáis chicos? aquí os dejo los datos técnicos de esta bestial salida de hoy al Turó del l'Home.

La pena ha sido no poder hacer toda la salida planeada.

Aquí os dejo el enlace de Wikiloc : http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2528838





Jorge

Enlace de las Fotos echas por Jorge, pulsa aquí para ir a la página.

RAMBO

Fotos:

Vídeos:

La crónica personal de Rambo:

Queridos drugos, aquí me tenéis otra vez dispuesto a narrar esta bella historia, que para el deleite de todos los que asistimos, nos convertiría en héroes por un día. Sólo con acabar la ruta ya te da derecho a entrar directamente en cualquier cuerpo de operaciones especiales; ya sean los navy seals, los boinas verdes o la legión. Y sin la necesidad de hacer las pruebas de preselección. Directamente por la puerta grande.

Aunque tal vez Paraca ya no necesite este diploma, ya que él sabe de buena tinta lo que es la lucha en el cuerpo a cuerpo.

La mañana comenzaba bien, los 11 valientes a las 06:58 en punto en la estación de Mollet preparados para la batalla. No importaba haberse levantado con sólo 20 minutos para prepararse, como le pasó a Karlos. Él sabía que no podía dejar a sus compañeros en inferioridad numérica ante el enemigo, que en este caso sería el enorme desnivel acumulado de metros que nos encontraríamos desde Sant Celoni hasta el pico del Turó de l’home. Y por eso se vistió rápido y cogió algo para comer en el tren, unas galletas y frutos secos.

Una vez subidos al transporte que nos serviría de lanzadera para llegar a Sant Celoni, el grupo se dividió en 2. Los listos y los despistados. Yo por suerte quedé en el de los listos junto a Zezu, DH y Karlos. Y por eso nos tocó el vagón de las tías “buenorras”. Aquello era una jungla de sirenas dispuestas a seducirnos. Se oían susurros y melodías de aquellas “nínfulas” que nos embaucaban para que nos quedáramos con ellas.

Aún se podía oler el ácido úrico de sus braguitas, y el perfume a nube de feria que desprendían sus jóvenes y tersas pieles. Ummm, tentador, pero nuestra fuerza de voluntad es de acero y cuando toca estar con los PanZetas, lo demás ya no es prioritario. Ni si quiera el ver esas bocas abiertas babeando mientras dormían o esas piernas que se abrían con el balanceo del tren, vestidas únicamente con unas finas medias y una minifalda…. Bueno dejo el relato erótico para otro día que se me va la olla….jajajaja

Cuando bajamos del tren vimos que el día prometía. La temperatura no era la idónea, pero ya no hacía tanto frío como otros días. Y algunos ya estábamos a tono con tanta carne. Otros necesitaron más tiempo, ya que se equivocaron de vagón.

Comenzamos a pedalear en grupo, intercambiando opiniones. Haciendo piña. Y de repente a Joan le da un ataque de no sé qué y se pone en cabeza a tirar del grupo como loco. Yo que no sé lo que significa dosificar marcho tras él y de paso hablamos de mi lesión y el deporte. También aprovecho para preguntarle por ese cambio de ritmo y me comenta que necesitaba entrar en calor. Y por eso al poco rato decidimos aflojar, porque de lo contrario estaríamos cavando nuestra tumba demasiado pronto.

De momento todo perfecto sin problemas, pista ancha aunque de vez en cuando picaba para arriba con mala leche, pero bueno, es lo que hay cuando atacas una montaña de 1700 metros de altura. Casi nada!

Seguimos rodando y nos encontramos con un cambio de terreno, unos desniveles infernales que ponen en apuros al comando, el enemigo consigue su objetivo, separarnos para debilitar al grupo. Yo que iba con Frenando en cabeza decido parar a inmortalizar aquella escabechina. Grabo a los PanZetas 1 por 1, mirándoles a la cara, y os aseguro que vi miedo en algunos rostros. Unos desniveles del 25% tenían parte de culpa. Y por eso grité, a mí la legión! Pero García no apareció y temí lo peor. Por suerte todos fueron pasando montados en sus queridas burricletas. Lo mismo pasaba una RR que una Spec. Pero lo importante es que pasaban todas.

Cuando el último de los miembros pasó yo tomé la mía y me puse en marcha. Y como me cuesta dosificar pues cuando veo un culo delante voy directo a por él, y así pasé uno a uno hasta llegar a Frenando que iba alejado del grupo. Hay que decir que me esperaba, y le agradezco que no subiera el ritmo ahí, porque yo ya había gastado muchas fuerzas que me perjudicarían posteriormente como contaré más adelante.

Pasadas estas rampas del infierno, que por cierto, me recordaron a la subida del Turó Rodó. Paramos Frenando y yo para esperar al resto. Allí Troquel anima al grupo a comer y  de paso aligerar el uniforme, que el calor del esfuerzo ya pasaba factura. Pero yo no tenía hambre y creía que era pronto para eso y sólo comí una pequeña barrita, que a la postre sería mi ruina, porque había desayunado muy poco en casa. Y eso me daría una lección que no olvidaré nunca. Hay que mantener el nivel de glucógeno o estás perdido.

Seguimos la ruta establecida y conseguimos romper la monotonía enlazando con un sendero muy bonito, y a la vez un poco técnico por las piedras y troncos que había en el suelo. Karlos sabe bien de lo que hablo porque al comienzo ya tuvo que poner pie a tierra por culpa de un tronco, que al desplazarlo con su rueda se fue a por mí, y estuvo a punto de hacerme caer. Suerte que lo esquivé. Aunque más adelante en un punto donde Joan estaba a la derecha, yo pasé por la izquierda y me comí unas ramas que no me dejaron ver lo que había en el suelo y por desgracia para mí topé con una piedra que me obligó a sentarme en las hojas, y mira que yo no quería… jejeje. Pero fue una caída suave, suave, 0 heridas.

Pasado este sendero volvía el camino fácil pero duro, porque allí no había ni 10 metros de bajada para darte un descansillo. Era una subida constante y pilona, que nos amartillaba las piernas y la cabeza. Por eso en una rampa de gran desnivel al llegar a lo más alto, paré para alentar a la tropa y dar ánimos al grito de “Hay unas putas pagadas en lo alto!”. Esa era mi esperanza al regalo intangible de Marc, que aún estoy esperando (eh!!!)

Y entonces ya comenzamos a avistar la antena que está justo al lado de lo más alto del Turó de l’home. Toda esa subida es de pista ancha, sin problema técnico. Aunque un auténtico martirio, porque los metros que quedaban por subir eran muchos, y esa resta de metros acumulados era más lenta que la construcción de la Sagrada Familia.

Llegó un momento que Frenando se puso en cabeza a lo suyo, tirar, tirar y tirar. Karlos iba como un campeón tras él y yo sudando de lo lindo para seguirlos. Joan creo que también venía por aquí. Aunque luego creo que Frenando ya se escapó y quedamos Karlos y yo en su búsqueda. Yo ya notaba algo raro en mi pierna izquierda. Daba amagos de pinchazos. Y caí en la cuenta que estaba en reserva de gasolina. Peligro! Peligro! Gritaba mi cuerpo. Pero Karlos no tenía compasión y seguía imponiendo un ritmo al estilo de Miguel Induráin. Yo estaba al borde del Ko, y sabía que tenía que comer algo o abandonaba. Por eso le dije a Karlos que tenía que comer y se apiadó de mí y paró. Menudo máquina está hecho, era Miguelón! De verdad.

Allí paramos a comer algo y esperar al resto.  Fueron llegando, pero Frenando iba a lo suyo, yo pensé en coña que subiría hasta el final y luego daría la vuelta. Aunque seguro que sería capaz! Por mucha broma que pareciera. Creo que por aquí estábamos por los 900 metros de altura. Imaginad mi sufrimiento!  Al final Frenando volvió. Este tipo no es humano, debe ser un ciborg a prueba del ejército, con el cual hacen pruebas con nosotros para ver si es capaz de pasar desapercibido en la población civil.

DH, Paraca y Ramón pararon más abajo donde había un lago. También aprovecharon para comer, ya que con el cansancio que teníamos no pensamos en bajar a buscarlos. No somos Frenando, por desgracia. Allí apareció un biker en solitario llamado Paco, que pertenece a la peña “Els cabres de Montnegre”. Un tipo muy simpático que nos hizo algunas fotos y que nos encontraríamos más tarde y así nos acompañaría en esta locura (es un enfermo como nosotros).

Una vez reanudamos seguimos dirección al mirador de Guaitadores (creo que se llama así). Y aprovechamos para hacer más fotos. Cualquier descanso me iba bien, porque yo estaba para el arrastre. Tenía dolores en todos los sitios. La espalda no aguantaba más, mi culo estaba destrozado, por la falta de costumbre (2 meses parado se notan mucho). Creo que esta es mi tercera salida después de la lesión del brazo. No me sentía ni el pene. Se me dormía constantemente. Aquí ni sillín antiprostático ni leches. La sangre no quería pasar por allí. Me había quedado vacío, y aquellas barritas del mercadona, que son pequeñas, parecían tapitas para canarios y gorriones. No había forma de recuperar. Y no sentía ese glucógeno por ningún lado.

Pasado el mirador comenzaría el tramo final, una parte que se hace durísima. Tan dura como intentar comer 20 polvorones después de un resacón del carajo. Vamos que no eres capaz de pasar nada por la garganta. Pues esta es la sensación que tiene uno ante los últimos 6 kilómetros de ascenso hasta el pico, que por cierto son de carretera.

Aquí la rampa más pequeña sería del 10% y gracias! Buff, menudo infierno. Yo nunca había sufrido tanto por culpa de una bajada de glucógeno. Mi corazón estaba perfecto, eran las piernas que no tenían fuerza para moverse y por eso tuve que utilizar la calculadora por primera vez en mi vida si quería llegar vivo a la meta. Administraba cada gota del azúcar que quedaba en mis venas rezando para que el grifo se abriera en cualquier momento.

Aquí Frenando, Karlos y Joan iban en cabeza y yo por detrás sin poder seguir su ritmo, aunque las pulsaciones no eran problema, porque realmente lo que me pasaba es que no tenía fuerzas para mover las piernas y por eso el pulso no se aceleraba, simplemente era cuestión de pedalear y no perderlos de vista, con la esperanza de recuperar al final y cazarlos. En medio de la subida hubo otro parón para reagrupar.
Creo que es el día que más dolor he sentido en espalda y culo. No sé vosotros, pero yo parecía un anciano después de una sesión de discoteca en “la Paloma“.

Y después de este parón, al comenzar otra vez, creo que Zezu se unió al grupo de cabeza de Frenando, Karlos y Joan para ir un rato con ellos. Yo a lo mío, seguir aguantando la tormenta, y conformarme con poder verlos y que no desaparecieran. Zezu aguanto lo que pudo, pero luego le di caza. Estuve un rato con él y al final él paró, supongo que para no morir allí mismo, porque si aquello fuera una película se llamaría: “Pedalea o revienta!”

Alucinaba con Karlos, viéndolo allí con los máquinas Joan y Frenando. Menudo jugo le está sacando a la flaca, como se notan esos kilómetros que se come entre semana. Buff que envidia!

Las marcas en el suelo te recordaban que siempre quedaban metros por recorrer, que tortura! La cara buena de la historia, es que al menos el paisaje es hermoso, un cielo limpio como una mañana de primavera.

De pronto nos encontramos ante los últimos 3 kilómetros. Y aquí amigos míos, mi puto grifo del glucógeno decidió abrirse y darme una alegría. Noté como por mis venas circulaba el oro líquido que me serviría para resurgir de mis cenizas y desplegar las alas. Ahora pude sentir lo mismo que HE-MAN cuando alzaba su espada y gritaba aquella famosa frase “Yo tengo el poder!”. Pude enlazar con la cabeza y mantener el ritmo. Qué bonito era estar allí con los máquinas del día. Los 4 afortunados nos dirigíamos a coronar la colina. Era el todo o nada. Una dulce victoria o una amarga derrota. El honor de los panZetas estaba en juego y tocaba marcar a fuego nuestro nombre en aquella cúspide.

Yo parecía un parapléjico al que las piernas volvían a funcionarle. Algo divino me dijo, levántate de la silla y camina. Y así fue, seguí moviendo las piernas y pude estar con Frenando. A este punto Joan ya se había descolgado, y Karlos comenzaba a sufrir. Así estuvimos un rato hasta que Karlos perdió terreno y quedamos Frenando y yo solos ante el peligro. Y en cuanto vimos el final de la meta, le miré y no hizo falta articular palabra para que él supiera que le pedía a gritos que acabáramos aquella batalla con un sprint final, pero no quiso y entonces decidí coger su mano y levantarla para gritar de alegría junto a él.

Sííííííííííííí! Fue una explosión de júbilo la que nos embargó a los 2. Similar al momento en el que ves parir a tu hijo y respiras aliviado cuando comienza a llorar y sabes que todo ha ido bien.

Y espontáneamente decido acelerar y esprinto solo hasta la antena. Donde curiosamente estaba el biker Paco de “Els cabres de Montnegre”. Comienzo a hablar con él y entonces ya llega Frenando. Paco nos advierte de cual era realmente el punto más alto del Turó de l’home y entonces decidimos que luego iríamos hasta allí junto a él.

Luego vino Karlos y más tarde Joan. Ambos máquinas del día, porque Frenando lo es siempre, joder con los años que nos saca y es el mejor! Encima dice que no entrena. Vaya genética!

Juntos choqué las manos con Karlos y Joan para compartir la felicidad de lograr el objetivo. Llegar hasta allí es fantástico. Os lo aseguro a todo aquel que no lo haya probado. Yo pienso repetir, aunque tenga el recuerdo del sufrimiento.

Pero de todo se aprende y pienso poner los 5 sentidos en la alimentación la próxima vez, para que no me ocurra lo mismo. A partir de ahora en rutas especiales llevaré geles de glucógeno.

Después de disfrutar un rato de las vistas increíbles, Frenando y Paco van camino de la cima más alta y dan la vuelta para bajar por carretera y tomar un camino de montaña que da a la izquierda, ancho pero muy cabrón. Parecía un campo de minas de la segunda guerra mundial. Había más piedras que espacio posible para pasar. Nos lanzamos posteriormente Karlos, Joan y yo. Y dándolo todo, conseguí llegar hasta una caseta que hay al final sin poner pie a tierra. Madre mía el esfuerzo titánico que tuve que hacer aquí, porque para hacer un 0 pies, le di al nitro varias veces y ahí creo que gasté todo lo que me quedaba de energía en el organismo. Pero valió la pena por la satisfacción final.

Karlos comenta que tuvo que poner pie a tierra 1 vez. Pero al reanudar el resto lo hizo perfecto también. Bravo Karlos!

Una vez arriba vimos que DH ya estaba, el muy cabrón tomó un atajo. Se nota que no era la primera vez que iba. Y allí esperamos al resto de la peña para disfrutar de las vistas, comer e inmortalizar el momento.

Luego bajamos a la carretera otra vez y allí Joan dio unas clases de estiramientos. Allí estaba Zezu tumbado al sol intentando recuperarse. Y Frenando a cuatro patas haciendo cosas muy raras, jejeje. Jua y Ramón lo miraban con cara extraña.

Después de eso decidimos volver por montaña, por la Fageda Gran (creo) y comenzamos un descenso lleno de piedras que obligaban a la bici a cruzarse, en cuanto ibas con un poco de velocidad. Aquí llegamos a un punto crítico, y sólo vi al máquina de Jorge pasarlo junto a Jua, que también se atrevió. Era un escalón, que tenía un paso muy estrecho y una piedra en forma de punta asomando. Yo desde que me jodí el brazo cuando veo a tantos bajándose, incluyendo a DH, prefiero ser el más cobarde de los vivos que el más valiente del cementerio. Cuando no lo veo, no lo veo.

Pasado este punto seguimos colina abajo, es una bajada anchita y pedregosa, que de pronto se transformó en un infierno blanco. Había nieve por todos los lados, sólo quedaba un hueco a la izquierda, que estaba cubierto por ojerizas y piedras escondidas. Vamos que no había escapatoria.

Había tramos con menos nieve pero no exentos de peligro. Y de repente escucho a DH: “vamos!”  Entonces se activó mi neurona del peligro y me lancé a lo loco sin pensar que lo fácil era caerse. Pasé a DH y Jorge rápidamente y luego vino una placa de hielo que me dejó mudo por un momento. Casi doy vueltas de campana pero salvé el momento crítico.

Luego demasiados trozos nevados que hacían casi impracticable el descenso. En muchas zonas tocaba caminar. Suerte que compré los mismos calcetines que Frenando y no se me mojaron los pies a pesar de llevar calzado de verano.

Así estuvimos casi 1 hora para pasar unos 6km de descenso. Y por culpa de esto el tiempo fue en nuestra contra y se decidió volver lo que quedaba por carretera. Donde por primera vez vi a Ramón soltarse la melena en un descenso. Cómo bajaba el tío! Parecía poseído por el diablo! Jejeje.

Aquí devoramos km como lo hacía Treki con las galletas.

A destacar he de decir que por primera vez en mi vida sufrí una rampa. Fue en los isquiotibiales de la pierna izquierda. Buff, qué dolor más intenso. Como una mordedura de un perro. No sabía si estirar la pierna o encogerla. Gracias chicos por aguantarme para no caerme de la bici. También agoté los 2 litros de agua. Por eso recomiendo llenar el máximo de líquido posible al que quiera hacer esta ruta. Yo la próxima lleno los 3 litros del camelback.

En el bar de la estación repostamos líquidos y luego ya nos dirigimos a Mollet y cada uno a su casa.

Conclusión final: Ruta durísima por la subida constante. Hay que comer bien y llevar el máximo de agua posible. Y luego paciencia, mucha paciencia que la satisfacción de la coronación es espectacular. También decir, que la próxima vez yo bajo por montaña como sea!

Un saludo a todos cabrones, os espero en la próxima salida, espero que hayáis aguantado mi lírica, tan dura como la salida.


Los valientes fueron:
Frenando Karlos Rambo Joan Zezu DH Jorge
 
Jua Ramon Troquel Paraca

ER BIDRIO DE DEL HIERRO


19 comentaris:

Joan ha dit...

Gracias Ramon por datos y planificacion de la ruta. Impresinante y exigente ruta, una buena prueva de resistencia solo apta para chiflados como nosotros. La nieve le ha dado un toque diferente y interesante. Salut i buena semana

zezu ha dit...

Sin duda exigente ha sido. En cada subidita durante el regreso pensaba que me quedaba allí. Si la próxima vez vengo cansado del sábado como hoy os esperaré arriba con las cervezas.

Juan Antonio ha dit...

vaya tela, estaba sentado en la silla del comedor y me ha dado una rampa del carajo!!
Que sufrimiento de subida para despues desperdiciarla en la bajada, pero en fin, hoy es lo que tocaba

ivanoski ha dit...

la ruta a sido una satisfacíon para mi el poder habér llegado a la cima i la verdad esque me dolía tanto el culo que no me a importado bajar por carretera pero mi próximo reto será bajar por otro lugar gracias a todos mis compañeros que me an apoyado cuando creía que no podía más la unió una vez más ma dado la fuerza gracias chicos

Fernando ha dit...

Vaya palizon. Lo peor era no saber cuanto quedaba hasta la cima y cuanto te quedaba en piernas. Etapa épica donde los panzetas han respondido cómo valientes. Tengo mil impresiones del día, pero me quedó con la imagen de Ramón bajando por carretera, sacando él pie en las curvas y disfrutando cómo un niño.

Antonio para ha dit...

Ruta muy dura,hoy me duelen hasta las uñas,pero que satisfacion el llegar arriba.Hasta pronto panZetas.

M@rc ha dit...

Que envidia mas sana... que me dais es una pena que no pudiera venirme con vosotros . Sois unos Maquinas.

Ya empiezo a ver la luz con mi rodilla... esperemos que solo haya sido un recordatorio que el cuerpo hay que cuidar-lo y mimar-lo como si solo tuviéramos uno.
(Esto viene de la frase mítica)
"Amo tanto mi vida que no podría vivir sin ella"

FORÇA PANZETAS

zezu ha dit...

De algo hay que morir Marc. Como dice el refrán: no te tomes la vida tan en serio porque, de todos modos, no vas a salir vivo de ella.

Fernando ha dit...

Faltaba algo, a pesar de la estupenda etapa estaba incompleta, pero por fin llego...la crónica de Rambo. Fantástica Carlos, por un rato te sientes heroe en una aventura.
Muchísimas gracias campeón.

Fernando ha dit...

Sobre rendimientos: hemos hablado esto a veces y no quiero ser pesado, pero fíjate que yo no hago ni un gasto de más en toda la salida, peso muy poco y procuro ir siempre en regimen aeróbico no muy exigente. Tú, llevado por tu caracter valiente y tu juventud, te pegas un tirón inicial con Joan, otro esfuerzo bestial en los rampones del 25%, esprintas en la cumbre, subes al punto gedésico montado (yo no tenia fuerzas), no te alimentas... y llegas conmigo a la cima, tio que mas quieres!!

Fernando ha dit...

... Karlos ¡impresionante verle subir con su tamaño! Sin duda la evlución mas notable que he visto en la Penya. ¡¡Enhorabuena!!

Ramboelendurero ha dit...

Fernando, la próxima vez que hagamos esta salida pienso ir contigo hasta para mear! jejeje Así serás mi guía espiritual de la salida. Y podré economizar mejor el gasto.

Gracias máquina!

Antonio para ha dit...

Carlos a partir de ahora dejo de salir con la peña,me entero de mas cosas con tus relatos que cuando estoy presente.Felicidades a todos los panZetas por las aportaciones,novelas,indumentaria, reparaciones mecanicas etc,etc.Hasta pronto panZetas.

zezu ha dit...

Carlos no te hagas ilusiones: es imposible emular a Fernando. Intentas llevar su ritmo difícil de llevar, que no es el tuyo, mientras te explica que hay que llevar un ritmo constante y cosas así y, de repente, cuando tú ya te sientes cansado él se pone de pié, pega un tirón y lo pierdes.
No dudo que su bajo peso le ayude pero es de otra madera.

Ramboelendurero ha dit...

A mí lo que me motiva es que haya gente más fuerte que yo. Es lo que me ayuda a esforzarme. Lo que es imposible es volver de la muerte. Pero para superar a Fernando, el camino sería fácil. Entrenar, entrenar y entrenar.

Pero como no tengo tiempo pues es lo que hay. Conformarme con la salida del domingo y 45 minutos de estática entre semana. Mi horario laboral y familiar no me deja otra cosa.

Claro que podemos superar a Fernando, pero su mérito es que él sólo necesita salir 1 vez a la semana. Cuando yo necesitaría hacerlo 3 veces.

Aquí contra la genética no se puede luchar. En mi caso tendría que dejar las pesas para bajar masa corporal y soltar esos kilos demás que no congenian con este deporte. Solo hay que ver los cuerpos de Contador, Pantani, los hermanos Shleck, Armstrong, etc...

Juan Antonio ha dit...

Rambo, ni con esas, yo he miercoleado, he hecho varias cosas entre semana y no he conseguido superarlo, como mucho acercarme.

Lo unico que me sirvio es estar una semana en el Pirineo, saliendo cada dia, pero aun asi, me costo dejarlo atras.
En mi caso, mi meta no es tanto superar/igualar a Fernando, sino llegar al destino lo mas fresco posible.

Ramboelendurero ha dit...

Tú encontraste tu tope. Yo aún no lo conozco. No tengo la posibilidad de salir entre semana. Espero que algún día pueda hacerlo y así averiguar hasta dónde puedo llegar yo.

Joan ha dit...

Gran relato Carlos, propongo hacer un libro de los relatos de los Panzetas... veo que no solo eres un fiera con la bici sino tambien con la pluma.
Grande Karlos pedazo evolución, estoy con Fernando, ya no solo en bajadas sinó también en subidas molt bé.
Lo de Fernando és de otro planeta...
Toda la Penya subio genial y pudimos coronar como campeones. Buen dia para recordar. Salud

Karlos ha dit...

Si es verdad que he mejorado, pero a base de hacer km. Ya me gustaria ser como vosotros que no cogeis la bici entre semana. Imaginaos si entrenarais. Dariais miedo.